NARCISO ELVIRA, EL RECUERDO ANTE LA DESGRACIA

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RINCON BEISBOLERO

Por: José Carlos Campos

 

29 de Enero de 2020- Fue fría la noche de ese 28 de Enero de 1990 en Navojoa, en especial para la prensa (digamos) especializada que se congregó en el entonces muy incómodo “Ciclon Echeverría”. Siete entradas completas viendo el quinto juego final de la LMP pegados literalmente a la barda de concreto ubicada al lado izquierdo del dogout del equipo visitante.

 

Ya en el octavo rollo, el manager de los Naranjeros de Hermosillo Tim Johnson, dio chance para que los periodistas ingresáramos al dogout, su equipo vencía 8 por 0 a los Mayos locales, el final estaba cerca.

 

Sentado en la banca mediadamente acojinada de la caseta, Johnson seguía de cerca las acciones y comentaba en voz alta “ese es mi muchacho”, refiriéndose así a Narciso Elvira, el muchacho de 22 años que estaba cincelando una gema de pitcheo.

 

Elvira estaba teniendo la temporada invernal de su vida: en la temporada regular fue líder con 9 ganados, en efectividad con promedio de  1.41 y campeón con 94 ponches recetados. Ya en postemporada, Elvira logró cuatro triunfos para así llevarse el reconocimiento como el Jugador Más Valioso de su club.

 

Esa noche, el chaparrón lanzador zurdo lanzó juego competo de apenas dos hits, 10 ponches, no había quien le ganara ese día. Por los Mayos, el derrotado Herminio Domínguez, Martín  Enríquez y Javier Carranza poco pudieron hacer ante el rival.

 

Nadie habló de que los Naranjeros anotaron 3 carreras en la tercera entrada y 4 más en la quinta, dos de ellas por jonrón de campo de Cornelio García y otro par con cuadrangular de Chico Walker. El héroe, la figura, había sido el joven Narciso Elvira.

 

PALABRAS- Al caer el out 27, aprovechando que teníamos al lado a Johnson, le realizamos la entrevista y en sus palabras, todo fue encomio para Elvira, “este muchacho va a llegar a Grandes Ligas”, decía y repetía.

 

Instantes después, entrevistamos a Narciso, sonriente, eufórico, a quien identificaba el marcado acento jarocho en su voz. “Dice Tim Johnson que él te ve en Grandes Ligas”. Y respondió “para eso estoy trabajando fuerte, estoy dando el 100 por ciento y sé que lo voy a lograr”.

 

En aquel abigarrado dogout, los periodistas tratando de hacer su trabajo. Testigos de aquellas escenas el “roommie” de la jornada Carlos Silva, un reportero del diario “EL Universal” de apellido Rosas y el entonces rollizo David Faitelson, quien aún no se convertía en el personaje que encarna en ESPN ni en el sparring de Cuauhtémoc Blanco.

 

Todos, claro, buscaban la entrevista con Elvira, el pelotero que de ahí se lanzó en pos de la grandeza beisbolera.

 

NECESARIA- Obligada la evocación treinta años después de aquel gran recuerdo deportivo, de aquella su noche de gloria luego de que justamente el conmemorarse la fecha, la desgracia recayó en Narciso Elvira.

 

En su natal Veracruz, balas asesinas acabaron con su vida. El deportista fue una víctima más de la violencia que azota no solo a Veracruz sino a todo el país. Como en otros casos, pedir justicia es caer en el ocio. El famoso “a quien corresponda” semeja ser un llamado a nadie. Los obligados andan desatentos, en el abandono total, solo rezándole a su dios sexenal.

 

Aquí en el terreno de los mortales, lamentando ausencias, condenando ineficacias e ineptitudes.

 

No queda sino el recuerdo a un excelente pelotero, que trabajó para alcanzar la excelencia deportiva trabajando y que fue capaz de regalar a las audiencias jornadas como esa del 28 de Enero de 1990.

 

Descanse en paz Narciso Elvira.

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