SERIE DEL CARIBE Y SUS FOBIAS

B Gil

RINCON BEISBOLERO

Por: José Carlos Campos

 

7 de Febrero de 2020- El final de la Serie del Caribe debe entenderse como el cierre del año beisbolero que arranca justo al iniciar la temporada de Grandes Ligas, teniendo en el medio al desarrollo de ligas como la Mexicana de Beisbol, la Norte de México y entre otras, a la creciente Suprema del Sur de Sonora.

 

Y este gran evento del béisbol invernal, de sabor 100 por ciento latino, sigue siendo un torneo que muchos siguen, muchos no valoran y otros desdeñan. Esto incluye desde aficionados hasta directivos, pasando por supuesto por comunicadores.

 

En este último sector se consignan a aquellos que muy acordes a los tiempos, aprovechan para asumir su papel de personaje que buscan proyectar ante las audiencias, filias y fobias de por medio. Ahora es la búsqueda de “pulgares arriba” y likes lo que manda.

 

Y es en este escenario que más tarde se jugaría la final de la edición 2020 del serial latino, dos Toros del Este –Dominicana y Cardenales de Lara-Venezuela disputando el cetro, dos buenos equipos que con todo mérito llegaron a la gran final.

 

Dicho sea esto entre los sentimientos encontrados de quienes hoy amanecieron comentando el que los Tomateros de Culiacán-México no pudieron llegar al encuentro definitivo.

 

VERSIONES- La actuación de los Tomateros llegó de ser buena para quedar en regular si es que nos atenemos a la lógica (que puede ser simplismo) de que siendo seis equipos en contienda, quedaron en un supuesto tercer lugar. La visión casi general es que el roster que se llevó a San Juan “era para más”, concepto que puede confirmarse tras la relevancia de algunas actuaciones individuales y que cinco de sus peloteros hayan quedado en la novena ideal.

 

Sin embargo, a la hora de los resultados, ese quehacer general no fue recompensado en algo más que perder el cotejo semifinal ante Venezuela, que quiérase o no, no llegó a la final por tener un roster más débil o menos “poderoso”.

 

Festinar el no logro de los Tomateros es celebrar la nada. En  todo caso, mejor sería no opinar. El barco era mexicano y no es válido subirse a él solamente cuando flota: o se es o se es. El parcialismo del aficionado se entiende y hasta se justifica.

 

MANAGER- En ciertos y muy identificados sectores notamos que priva un mal disimulado gozo porque más que Tomateros, el manager Benjamín Gil no haya logrado su propósito campeonil. La fobia al tijuanense devino acrecentada tras las malas formas al hablar de Juan Pablo Oramas en la pasada serie final contra Venados y esto, esos “algunos” la hicieron suya.

 

Incluso, aparecen en redes sociales personajes casi de caricatura que se animan a emitir juicios casi sumarios en contra del manager de los Tomateros sin más argumento que el “me cae mal”.  Así por esos rieles.

 

Polémico y lo que se quiera, Gil es ya un referente en la LMP (frase que a varios cae como bomba). Tres campeonatos en cuatro temporadas dirigidas sirve como inmejorable carta de presentación. Lo que se diga aparte de eso, en su contra, parece salir sobrando.

 

Ciertamente, no es nada elegante en las formas y que su estilo de manejar (como el de muchos) no agrade pero el tipo es hasta ahora un ganador… y eso no a todos agrada.

 

INFALIBILIDAD- Para guardar en letras chapeadas en oro y cincelarlas en piedra lisa la frase leída en las redes: “el toque de bola no es infalible”. Ni Perogrullo pudo adoptarla.

 

Surgida al calor del “análisis” hecho al  juego que México perdió 1-0 ante Venezuela, en el cual surgieron las opciones para que los Tomateros aplicaran una de las tantas estrategias válidas y aún vigentes para buscar hacer carreras.

 

El toque de bola visto como “enemigo” del béisbol moderno, tratado de erradicar porque “regalas un out” y de fondo, como adversario de este béisbol moderno en donde solamente el batazo largo tiene valor.

 

Rugen de gusto los soberbiométricos al leer-escuchar frases como esas, nada de que se abogue por aquello que resta valor a sus ponderaciones de última generación o que merme lo que la secta dicta que “ya no se debe hacer”.

 

Más vale prepararse, que puede en el futuro nadie se acuerde de aquello del “béisbol pequeño”.

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