HUELGA DE 1980 Y ANABE: HACE 40 AÑOS (2)

ANABE 10

De uno los cajones del escritorio, el Licenciado Celso Macías Castro extrajo un legajo con páginas ya amarillentas, producto indudable del paso del tiempo. “Son copias de la tesis que hice para recibirme como licenciado en derecho”, nos dijo. Trabajo elaborado a mediados de los años Setenta.

 

Celso Macías ha sido, sin duda, uno de los mejores peloteros a nivel amateur en la historia de su nativo estado de Sinaloa. Alguna vez pudo ser prospecto de los Tigres entonces de la ciudad de México. Asistió a un “tryout” que se llevó a cabo en su natal Guamuchil, evento que encabezó José Luis “Chito” García. Pero el padre del muchacho, don Roberto, no quería para su hijo otro futuro que no fuera la abogacía y Celso no pudo satisfacer sus ansias deportivas.

 

La tesis resultó un documento imperdible, muy valioso para entender el devenir de las relaciones laborales en el deporte profesional en México.

 

Documentó cómo fue que ante el régimen impuesto por Jorge Pasquel (40-51) en Liga Mexicana, y ya fuera de la pelota el magnate, un grupo de peloteros, entre quienes figuraba el ya inactivo y exnotable lanzador Jesús “Cochihuila” Valenzuela, se animó a proponer la creación de una agrupación que sin ser sindicato, tendiera a darle algún tipo de representación a los jugadores de beisbol.

 

Y es que “Cochihuila” había vivido en carne propia  un esquema en el cual los grande sueldos fueron para los extranjeros que llegaron de USA y Cuba mientras que para los mexicanos apenas si apenas detalles.

 

Los objetivos que se planteaban eran dos básicamente: la lucha por un salario digno para los mexicanos y acceso al régimen de salud del IMSS, el cual se había creado en 1943. El documento de Macías Castro documenta varios testimonios de quienes apoyaban a “Cochihuila” pero que dejan ver que no era mayoritariamente aceptada.

 

“A varios de nosotros nos buscó Cochihuila, nos platicó de su idea pero la verdad, a pocos entusiasmó. Eso no lo hubiera propuesta cuando estaba Pasquel, ese sí que te la dejaba pasar. Muchos de mis compañeros peloteros no entendieron de qué se trataba además de que pocos aceptaban eso de que te quitaran parte del dinero que ganabas para una especie de ahorro. ¡Nosotros queríamos la lana de ya!”, nos platicó “Huevito” Álvarez muchos años después.

 

La tesis de Celso Macías recopila también los muy vagos intentos que se hicieron en 1961 por formar una agrupación, idea que surgió, decía, de varios peloteros que por aquellos años navegaban básicamente en ligas intermedias como laLoga Central.  La razón, expuso Macías, es que antes de consolidar su organismo quisieron negociar con los dueños de clubes de la LMB y estos, alertados en la víspera, “batearon” olímpicamente la intentona peloteril.

 

Básicamente, los dueños de clubes rechazaron las ´propuestas de regular salarios, de seguridad social y ¡peor aún!, de que los clubes tuvieran que aportar para un eventual fondo de retiro.

 

Luego vendría la revuelta de los jugadores de futbol soccer en 1970, revuelta que al menos sirvió para que el entonces presidente Gustavo Días Ordaz ordenara reformar algunos decretos y leyes para que los futbolistas (no todos los deportistas profesionales) recibieran hasta un 25 por ciento del monto por el que fueran vendidos a otros clubes o ligas. La medida no llegó al beisbol.

 

Ahí estaban los antecedentes más remotos e inmediatos. La realidad era de bajos salarios para la mayoria de los jugadores, cero prestaciones sociales, viajes largos por autobuses, viáticos de miseria, alojamientos de tercera y esencialmente, el trato despótico, “peraltiano”, por parte de los dueños de clubes.

 

VÍSPERAS DE HUELGA

 

La suspensión a Raúl Medina, el encarcelamiento de los Ángeles de Pueblaen Veracruz y el castigo a René Chávez en 1979 por agredir al umpire Concepción Rodríguez fueron ingredientes que se acumularon.

 

La recién nacida ANABE, creada en Mayo de 1980, sirvió para que los peloteros vieran en ella una caja de resonancia en donde alojar corajes, frustraciones y sobrados reclamos. Así fue que se creó una estructura en la cual la asociación contaba con representantes zonales, denominados vicepresidentes, que pudieran abarcar a las 20 plazas que en ese entonces integraban a la LMB.

 

Existía entonces el razonado optimismo del gremio luego de que los “caballos” de la época apoyaban al movimiento surgiente. Se comentaban entre ellos que ya estaban apalabrados peloteros como Héctor Espino, Pepe Peña, Ramón Arano y , Alfredo Ortiz, entre otros. Gente de peso que aparentemente le daba mucha fuerza a las demandas de la ANABE por su peso mediático, su condición de figuras grandes y el hecho de que se les colocaba como presuntos interlocutores ante los dueños de clubes.

 

Pero las proyecciones no fueron las que se esperaban: los grandes apoyadores terminaron siendo los grandes traidores. En la huelga de 1980 no faltaron los “esquiroles” y sobre ellos queda una factura que alguna vez la historia habrá consignarla.

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