HUELGA DE 1980 Y ANABE: HACE 40 AÑOS (3)

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LA NOCHE DE AQUEL PRIMERO DE JULIO

8 de Mayo de 2020 (ERB/JCC)- La ANABE se había creado apenas en Mayo de 1980,  los peloteros la estaban dando forma al mismo tiempo que iban recopilando tanto quejas como adhesiones. Se sabían apoyados entre ellos y contaban, hasta ese momento, con la palabra de los estelares, con beisbolistas “de peso” que dabas más fuerza al movimiento.

 

Así, se organizaban de mejor manera, creando estructura, nombrando representantes por zona y por equipo, de tal forma que la información y comunicación fluyera más fácil.

 

Mientras tanto, los directivos, ya enterados de la creación del organismo gremial), empezaron labores de presión, habida cuenta de que conocieron los nombres de los afiliados a lo que desde un principio llamaron “sindicato”, sin serlo.

 

Saber nombres de los “inconformes” daba pie para poner especial atención a ellos, a sus gestos y actitudes. Los directivos rechazaron de inmediato toda acción contraria, decían, “al buen ambiente que existe”.

 

La LMB se integraba entonces con 20 equipos, de alguna manera se podía apreciar competitividad y calidad, especialmente en el pitcheo. Eran más de 500 peloteros en los rosters, no campeaba entonces el afán exportador porque de alguna manera, hacer beisbol sí parecía ser negocio.

 

El estallido de la huelga no fue fraguado ni planeado de antemano. Devino de los antecedentes ya aquí relatados pero necesitó de una chispa adicional, de un evento que encendiera las señales de alarma y que definitivamente, tuviera que venir del lado de los directivos.

 

Y es que la atmósfera estaba ya cargada de energía. El sector periodístico, domeñado casi totalmente por la fuerza de Peralta, se enteraba de agresiones como las sufridas por periodistas como Raúl Mendoza y Manuel Villasana, éste último vejado y amenazado por trabajadores de Alejo, incluso en el propio parque del Seguro Social de la ciudad de México.

 

Involuntariamente, los peloteros estaban sumando apoyos a su movimiento, logrando acercar sus legítimas demandas al entendimiento del público, que lejos estaba aún de entender qué es lo que se estaba gestando.

 

SE GESTÓ LA NOCHE DEL 1 DE JULIO

 

Una vez que la ANABE fuera creada, corrieron la cortesía de avisarle a los directivos de haber surgido y de ofrecerse como instancia para gestionar las demandas de sus agremiados.

 

Por parte de la liga, de sus directivos, de los dueños de clubes, no hubo reacción pública alguna, cero declaraciones, como no hubieran sido avisados. Eso, en lo público, porque en lo interno, varios fueron los clubes que empezaron a plantear amenazas sobre algunos peloteros a los que identificaban como simpatizante con la causa de los beisbolistas. Se sabe que las amenazas iban desde el despido hasta demandas por incumplimiento de contratos.

 

Así fue como a finales del mes de  Junio, Alejo Peralta dio el paso que ya se anticipaba: decidió despedir al receptor Vicente Peralta  por supuesta baja de juego, siendo este el recurso para tapar que lo hacía al saber que el jugador era el representante de los Tigres ante la ANABE.

 

Esto se dio el lunes 30 de Junio, en la víspera de que iniciara al día siguiente la serie (entonces clásico) entre Diablos Tojos y Tigres, lo que auguraba estadio lleno.

 

Llegó el martes 1 de Julio, los equipos ya estaban en el estadio, que lucía pletórico, los Tigres salieron a entrenar, los Diablos no. Se acercaba la hora de inicio, la fanaticada aguardaba. El propietario de los Diablos, Angel Vázquez, bajó al vestidor de su equipo para saber qué pasaba y ahí fue informado: ante el despido de Vicente Peralta, a manera de protesta, los peloteros se rehusaban a jugar.

 

Vázquez salió para informar a Peralta y éste recibió extrañado la noticia, de la extrañeza pasó al enojo “no, eso no me lo van a hacer a mí”. Bajó nuevamente Vázquez y ahí escuchó de Ramón “Abulón” Hernandez la postura de los peloteros “no vamos a jugar”. Así, formalmente, estalló la huelga de pelotero.

 

Los jugadores de los Diablos no salieron a jugar… y los de los Tigres se quedaron con las ganas de mostrar que ellos tampoco.

 

Ese primero de Julio debieron celebrarse diez juegos pero solo se efectuaron ocho. En Poza Rica el equipo visitante, los Ángeles de Puebla, llegó con mucho retraso a Poza Rica, con motivo de un contratiempo sufrido por el autobús que transportaba a los peloteros. Curiosamente, cinco de esos ocho juegos terminaron en blanqueadas para los equipos derrotados, es decir, éstos no anotaron.

 

Al día siguiente, llamadas del “Abulón” y los dirigente de la ANABE con varios de sus compañeros, todos debían concentrarse en la ciudad de México. Más de 300 jugadores respondieron de inmediato dando paso así a que 14 de los 20clubes quedaran prácticamente desmantelados.

 

La respuesta de los dueños de clubes se sintió de inmediato, procediendo a anunciar despidos de los huelguistas pero al mismo tiempo, haciendo labor de convencimiento a algunos de sus jugadores, incluyendo a los extranjeros, ofreciendo apoyos económicos adicionales y hasta vuelos en avión. Empezaron su labor para reconvertir a los convencidos y tejer su red de “cachitules”.

 

¿Qué había pasado? En esencia, fue una rebelión del pelotero profesional en contra de un sistema patronal injusto, hartamente represivo y carente de cualquier sentido social. El mal trato al beisbolista orilló al extremo de que los jugadores dijeras “ya basta” que a su vez, motivó a que las huestes directivas, comendadas por Alejo Peralta, decidieran usar todo “el músculo”, incluido al aparato gubernamental, para tratar de aplastar la rebelión de su activo más importante: el pelotero.

 

Y en el grupo de los instrumentos del poder, una prensa cautiva, sometida, que bajo el brillo del “chayote” se rindió con pocas excepciones ante el poder de Peralta.

 

Así, en la niche del 1 de Julio de 1980, se esvribió el tal vez evento más importante en la historia del beisbol mexicano.

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