EL INCIERTO PRESENTE EN LAS GRANDES LIGAS

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RINCÓN BEISBOLERO

Por: José Carlos Campos

 

15 de Junio de 2020 – La pandemia por la que atraviesa el mundo ha siso ocasión para que se revele, en toda su plenitud, la realidad virtual que ofrece la industria de las Grandes Ligas, el gran negocio que casi por obviedad, hace entender que el origen de casi todas sus punas devienen de intereses económicos.

 

Los grandes diferendos entre los dueños de clubes y los peloteros, tema que ha dominado la agenda en los últimos meses, se ve agravado por el renacido asunto del robo de señales, del cual ahora los involucrados son los Yankees de Nueva York, algo que le pega en la zona de flotación al aspecto estrictamente deportivo.

 

En contexto, todo se convierte en un amasijo de temas aparentemente lejanos a la esencia (lo que sea que signifique esto) del deporte.

 

Por un lado, la naturaliza monetaria de lo que es un simple juego. Los choques entre las partes tiene que ver en la búsqueda de los jugadores por recibir mayor tajada de las enormes ganancias del negocio y por el otro lado, el rechazo de los dueños de clubes a compartirlas.

 

Adereza este escenario la irrupción de un nuevo elemento tan distractor como nocivo, que sería en este caso la por ahora presunción de que los Yankees violaron los protocolos (códigos) y reglamentos al haber robado señales, que en este caso al menos no se advierte “tan” grave luego de que como en el caso de los Astros de Houston, esto no los llevó a la obtención de trofeo alguno.

 

Ese es el presente de las Grandes Ligas, esa es su realidad, dejando de lado los temas esenciales de hoy como lo sería la pandemia y sus efectos. Al perecer, eso es lo de menos… por ahora.

 

AVISO- La pronta respuesta, apenas un día después, del Sindicato de Peloteros a los dueños de clubes con el ya célebre “díganos dónde y cuándo” se enteiende como un “nos veremos en 2021” que no es sino una muy clara amenaza de huelga.

 

Esto es, que por ahora los peloteros “ceden” pero dentro de un año, en la renegociación del contrato colectivo se cobrarán la presunta afrenta y ahí sí, no habrá concesiones.

 

Seguramente, la parte patronal está actuando bajo cálculos medidos, sabiendo lo que se les viene el año entrante pero sin reconocer de frente que están ante un nido de avispas que ellos mismo crearon. La espiral inflacionaria que se vive en GL no es producto de ese esfuerzo por hacer crecer el negocio de manera exponencial sin reparar en que encarecieron la materia prima (el jugador) sin tener una aparente visión del previsible efecto que se tendría.

 

Por su parte, en este juego de “victimizaciones”, los peloteros defendiendo su postura y sus intenciones. Cediendo de a poco pero manteniendo aspiraciones que para muchos, hoy son tan alcanzables como desproporcionadas. Sí, es la realidad del deporte profesional.

 

IMAGEN- En medio de este soberano merequetengue, el aficionado, el simple mortal que desembolsa mucho dinero por asistir a los estadios, el que de alguna manera sufraga lo mucho que cuesta este juego hecho negocio. Es el gran damnificado de los diferendos luego de que entre la pandemia y los lazos rotos, lo privan de tener beisbol.

 

Para colmo, recibe más noticias de cómo se ha comprometido la integridad del juego, recibe noticias de que no solamente la naturaleza del juego ha sido cambiada en aras de la modernidad que supuestamente se demanda sino que dicha modernidad ha implicado la normalidad de la trampa y la maroma.

 

Ese es el presente de las Grandes Ligas, una realidad que en 2021 cobra nuevos derroteros mientras que en lo interno, se desangra por las anomalías. Así las cosas.

 

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