RIESGOS: DETRÁS DE LA PANDEMIA, EL QUÍMICO

Sercar 2020

RINCÓN BEISBOLERO

Por: José Carlos Campos

 

25 de Junio de 2020– Arreglada ya de alguna y parcial manera lo de la temporada de Grandes Ligas, que se presentará en versión reducida de 60 juegos y sin gente en las tribunas, para el aficionado mexicano queda pendiente saber que vendrá para el territorio nacional, específicamente para LMB y LMP, con el agregado de la Serie del Caribe.

 

Para la pelota de verano, ya existe una fecha tentativa que es el 7 de Agosto, con dos semanas previas de pretemporada anunciadas desde hace rato. No ha habido más porque indefectiblemente, la liga queda atada al desarrollo de la pandemia en el país y a las subsecuentes instrucciones de las autoridades sanitarias del país. Se trata de un intento prendido por unos, por ahora, muy endebles alfileres.

 

En el caso de la LMP, ya se sabe que los dueños de clubes decidieron condicionar el probable inicio de su campaña 2020 a lo que suceda con su homóloga: si hay pelota LMB, inician en Noviembre; si se cancela la LMB, van en Octubre.

 

Centrados en el invierno, se advierte que teniendo como aparente aliado que su campaña es “hasta final de año” (que ya no está tan lejano), tienen espacio para pensar y repensar mejor las cosas, teniendo como objetivos, aún las contingencias, presentar un espectáculo lo más cercano posible al que entregan año con año.

 

Es por ello que suena a disparate que se hable de que habría propuestas porque se juegue sin extranjeros,  algo que se ha puesto sobre la mesa y lejos está de ser un rubro esencial ya que lo que se vive no es una crisis económica (esencialmente, como en 1982) sino sanitaria.

 

Lo demás que se diga son meras especulaciones.

 

TRABADO- En donde la puerca sigue torciendo el rabo es en el tema de la Serie del Caribe, empezando por la presencia del Covid19 en los países integrantes e invitados de la Confederación del Caribe. Lo primero es ver si es que podrán realizarse los torneos locales, si existirán las condiciones necesarias y suficientes para que se desarrollen los torneos locales.

 

Eso se salvaría, según declaró el comisionado Juan Francisco Puello, convirtiendo a la serie en un evento de selecciones nacionales y no de equipos campeones. Y en ese terreno, faltaría saber si todos podrán o habría ausencias que o se buscarán llenar con sustituciones o con cambios repentinos de formato.

 

Esto sería lo central, aún por encima de lo que sucede en la presunta sede, Mazatlán, en donde se mantiene el suspenso gracias a la persistencia (¿terquedad?) del presidente municipal, el químico Luis Guillermo Benítez, a quien no hay quien baje del macho en su aparente objetivo de que se hagan las cosas a su muy específica manera.

 

La situación está empantanada, presuntamente ayer jueves se podría decidir algo que se ancla en que el ayuntamiento reciba un “sí” por parte del club Venados a la propuesta de que este año el estadio les sea “prestado” y se vayan de largo hasta la Serie del Caribe pero a partir del 2021, el uso de Teodoro Mariscal” ya sea bajo pago de renta.

 

En el inter, el club logrando un amparo que lleva las cosas a nivel juzgado, proceso judicial que bien merece, por el alcance social del ámbito deportivo, de una tregua pactada que al parecer a nadie se le ha ocurrido.

 

Una pausa a instancias de que lo judicial camine y se resuelva, que otorgue la razón a quien la tenga pero que mientras llegue, permita que la comunidad mazatleca no se quede sin su pasatiempo favorito.

 

Al menos, favorito hasta ahora. No vaya a ser que luego el balompié meta su cuchara.

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