LOS 95 AÑOS DE LA LMB

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RINCÓN BEISBOLERO

Por: José Carlos Campos

 

29 de Junio de 2020– Se conmemoró el pasado domingo el 95 aniversario de la Liga Mexicana, el circuito de beisbol profesional nacido en 1925 y el cual, cercano a cumplir el centenario de su existencia, ha visto como su historia de divide en etapas más que señaladas.

 

El hito no es menor, digno de señalarse luego de que se trata de la liga más antigua del país y por ende, la que ha sido testigo de los muchos cambios, de todo tipo, que ha habido en México.

 

Si algo ha distinguido a la LMB lo ha sido la prevalencia de una figura casi “paternal” a lo largo de esos 95 años, un régimen patriarcal que ha sido precisamente, lo que caracterizado las diferentes épocas por las que ha atravesado y que marcan muchos de los eventos más trascendentes que ha vivido. Y que si de elegir el más importante, indudablemente lo ha sido la huelga de peloteros de 1980, cuando naciera la Asociación Nacional de Beisbolistas (ANABE) y marcara señaladamente lo que viene a ser el “punto de quiebre” del viejo circuito.

 

La existencia de la pelota de verano, como todo, es de claroscuros, de altas y bajas, y queda en cada quien en calificar los saldos. Malo es que la narrativa de estos 95 años es errática, incierta en muchos lapsos y para colmo, desvirtuada a causa de intereses ajenos a lo deportivo.

 

Ciertamente, amerita la felicitación a sus clubes (actuales y los que estuvieron), a los peloteros con los cuales le han dado vida, directivos (actuales y ex), y esencialmente a sus aficionados, a los  irredentos, los que no han renunciado. Los que siguen presentes.

 

Y es que en ellos radica, esencialmente, la memoria histórica de la LMB.

 

ÉPOCAS- La primera etapa de la LMB se identifica en el período de 1925 a 1939, era en donde radica el génesis del circuito de la mano de Ernesto Carmona y Alejando Aguilar Reyes (“Fray Nano”).El primero, el gestor del deporte que hizo transitar al beisbol (focalizado en el centro del país) del amateurismo al profesionalismo.

 

El segundo, el periodista con visión de empresario que buscó hacer de este deporte un negocio.

 

La segunda (la más gloriosa) etapa de la LMB nace y se vive de la mano de Jorge Pasquel, el gran magnate que hizo posible que en México se viera un beisbol de “nunca más” al unir a los más grandes estelares de las Ligas Negras, a peloteros ligamayoristas y a los peloteros nativos estelares, Una época de oro que se fue y no regresará.

 

La tercera etapa es la de lo incierto, la nacida en 1955 cuando Cono Canavatti, empresario regiomontano, logra que la LMB ingrese al beisbol organizado y sea reconocida como integrante de las ligas menores, algo que históricamente no se sabe a ciencia cierta cuáles sean sus beneficios y lo que aporta de valor agregado. Porque no todo es alabar el muy generoso nivel triple A asignado a la LMB, distinción que a veces suena a que el pantalón está puesto sin cinturón y se caigan a las rodillas.

 

Ahí, en ese época, el arribo del cacique Alejo Peralta, empresario que en mucho contribuyó a señalar la siguiente etapa como la más lamentable que se haya vivido.

 

Esto fue de 1980 hasta 1999, en que se mezcló su régimen caciquil con la irrupción de una generación de directivos que prácticamente medraron en grande con el beisbol, empezando por Pedro Treto Cisneros, quien fuera presidente de la liga y por Roberto Mansur, quien actuara durante años como líder del movimiento “desarrollador” que no fue sino un modelo de negocios basado en la exportación inescrupulosa de peloteros a los Estados Unidos.

 

Y en 1980, el momento más relevante en su historia, el estallido de la huelga, la rebelión de los jugadores que se forzó desde la cúpula y la reacción llena se soberbia, la misma que cavó  la fosa ya alentó la oscuridad en la que se ha visto inmersa la LMB desde hace 40 años.

 

Y ya como la última etapa, la vigente, la transición del régimen caciquil al pretenso esquema del mecenas, representado por Alfredo Harp Helú, ante quien se erigió una nueva generación de directivos que al menos hasta ahora, han enviado el mensaje de que todo es importante, menos saber ser socios.

 

En lo que va del siglo, mucho de lo sucedido se observa como saldos de los yerros del pasado, continuando con la tradición de la mudanza de plazas, los efectos del “gigantismo”, el veto de MLB por malas prácticas en las exportaciones, la paulatina insolvencia de varios clubes, los clubes subsidiados, las fallas del reciente “salinato”… pero la liga sigue, se ha mantenido.

 

Y eso es tal vez lo más importante: que se mantenga, contra viento y marea. Así la vemos.

 

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