RINCÓN BEISBOLERO
Por: José Carlos Campos
4 de Julio de 2020– En el mes de Abril decíamos en este mismo espacio que penando en el beisbol, entre otras actividades, su reanudación dependía enteramente del Covid 19, que la pandemia tenía (y tiene) la última palabra. Esto mantuvo atada a alfileres la decisión de la LMB con respecto a su campaña 2020 que al final no pudo ser otra más que la cancelación.
Poner fin así a una seguidilla de 94 años consecutivos de ofrecer beisbol es triste, lamentable, se rompe así una muy sólida tradición. La crisis sanitaria logró algo que factores “internos”, como la huelga de peloteros de 1980, no pudieron hacer.
Más de fondo, evento que afecta a todos quienes dependen directamente de esta actividad, esencialmente a los peloteros, muchos de los cuales cumplen ya cerca de un año sin cobrar un centavo, en detrimento directo a su patrimonio personal y familiar.
Lo anterior se extiende al personal de los clubes, a los trabajadores del estadio, a las empresas concesionarias en los parques de pelota y aún a todos quienes ven en una temporada de pelota un chance de hacerse de recursos propios. Dependientes directos e indirectos del beisbol.
La decisión de los dueños de clubes nos parece correcta, adecuada para los tiempos que vivimos, teniendo como prioridad el no arriesgar a ese colectivo dependiente en el afán de seguir adelante con el espectáculo hecho negocio.
Decisión, a final de cuentas, que a todos “pega”.
RACIONALES- Pensando que esta cancelación es al mismo tiempo una oportunidad para repensar muchas cosas y poder regresar en 2021 con ánimos fortalecidos, a liga tuvo a bien exponer una serie de razonamientos que suenan a compromisos que forzadamente, se tendrán que cumplir.
Dejaron sin especificar, muy suelto, eso de que acordaron “brindar apoyo económico a los peloteros, así como, al cuerpo de Umpires”. Faltó dar detales de los cómos y los cuándos, desmenuzar qué tipo de apoyos serán.
Mencionan la intención de aplicar una reingeniería que le permita “innovar y fortalecerse” hacia el 2021. ¿Acaso eso implica vitalizar la relación entre socios, equilibrar la relación entre las 16 partes y que esto incida en el equilibrio competitivo?
Cuando hablan de generar un “nuevo y actualizado” Sistema de Gobernanza (con previsibles reformas a los Estatutos y Reglamentos) se puede pensar en darle un giro de 180 grados a su interacción con el entorno, una mayor transparencia. algo así como no más “poner la basura bajo la alfombra”.
Y el quinto punto, invertir en la infraestructura de Televisión y medios, suena a la forzada búsqueda de un convenio con una entidad de los medios que les permita no verse nuevamente forzados a decisiones como las hoy tomadas. Desterrar el equívoco paradigma de que “con TV no hay gente en los estadios”.
En suma, crear un modelo de negocio diferente, sustentable y que parta de la necesaria construcción de mejores y más eficiente canales de comunicación con los peloteros, que en toda esta crisis han sido los grandes olvidados.
PEPE TOÑO- Apenas después de anunciada la cancelación de la temporada de la LMB, se dieron a conocer las declaraciones de José Antonio Manzur, quien ahora aparece como el propietario de la franquicia de los Tecolotes de Nuevo Laredo. Calificarlas como “desafortunadas” nos parece escaso.
El popular Pepe Toño habló cual representante de la hornada de los directivos de la vieja guardia, anclado en el discurso ochentero, que si bien puede sonar “lógico”, se dio con mal “timing”, en el momento equivocado. La falta de empatía es evidente, las aclaraciones al comentario original fueron de sobra y en nada abona a las intenciones mostradas por la liga en su boletín.
Salió Pepe Maiz a tratar de rectificar y más o menos enmendó la plana pero en esencia, prevalece la sensación del pelotero “tocado” por la crisis, seriamente afectado, situación ante la cual no merece el “te lo dije” que en mucho suena al eterno desprecio del directivo por los jugadores.
Así la historia de siempre.