BEISBOL, ¿REGRESO SIN GLORIA?

NO PUBLICO

RINCÓN BEISBOLERO

Por: José Carlos Campos

 

20 de Julio de 2020– La temporada 2020 de las Grandes Ligas inicia dentro de dos días, bajo condiciones y circunstancias que la proyectan para ser una de las más bizarras en la historia. En lo que se pone sería la campaña de los grandes cambios, ahora se prevé será algo más que “extraña”.

 

Lo esencial sería decir que de jugará sin público, algo en verdad inédito, pero lo cierto es que las cosas caminan más hacia el terreno de juego. Peloteros, algunos, usando cubrebocas, separados en las bancas por necesidad y convocados a adoptar conductas en el terreno de juego que en mucho se saltan a lo tradicional.

 

Aquí el paréntesis para la pregunta: ¿afectará esto  su habitual quehacer en el terreno de juego? Vamos, escupir no lo hace mejores o peores jugadores pero ahora es una conducta no aceptada y esto, a querer o no, supone una modificación conductual que hay que seguir muy de cerca.

 

Lo mismo sería el casi nulo contacto físico que la pandemia hace evitable, las exaltaciones que derivan de la adrenalina a la hora de reclamar, ese ímpetu tan habitual de verse y que hoy debe ser contenido en aras de preservar la forzada higiene del juego.

 

Lo anterior, más que los cambios en las reglas, serán tal vez lo que caracterice a este temporada de rol recortado, tan abreviada para algunos que, suponen, podría arrojar un campeón inesperado, hitos poco recordables y actuaciones que por lo pronto, fuerzan a que los soberbiométricos hagan sus personales ajustes en aras de hacer “científicamente” entendible lo que la pandemia obliga a verte este año como normal.

 

VATICINIOS- Se podría suponer que el ajuste en el rol y las varias condiciones impuestas por la crisis sanitaria (ausencia de algunos peloteros) en algo cambia el ángulo de análisis, que lo se supondría “normal” en 162 juegos sería lo “raro” en este calendario de 60.

 

Esto sería, por ejemplo, que se llegara a extremos como ver a los Orioles de Baltimore calificando a los playoffs, que los Dodgers  de los Ángeles no ganaran la división Oeste de la Nacional o que se pudiera haber un campeón bateador con promedio de más de 400 milésimas.

 

Todo cabe en esta “nueva normalidad” que será seguida por los aficionados desde la comodidad de su hogar, a través de la TV o un equipo móvil. Con gradas vacías y bajo el riesgo de que en Septiembre, como se estima, un nuevo “rebrote” del virus forzara a cancelar el proyecto de temporada.

 

Esto es beisbol durante la pandemia, nuevas reglas de operación que exceden a las nuevas reglas a aplicar, a ese antojo de Rob Manfred por “dinamizar” un juego que a lo mejor , sí, tenía apuro pero que hoy se reactiva bajo amenazas más serias.

 

“O aceleramos el juego o perdemos público”, parecía ser la consigna. Y ahora, a querer o no, la pandemia obliga a alejar a esas masas.

 

QUEDARSE- Bajo ese contexto, ¿qué panorama se dibuje para los (pocos) mexicanos que permanecen en los equipos grandes de GL?

 

Un primer esbozo sería que el reto es, primero, estar a salvo de contagios y lesiones, permanecer todo el tiempo en los roster de activos y completar la campaña. Con eso ya irían de gane. Limitadas las posibilidades de que más paisanos debuten este año, a no ser que por ahí surjan chances inesperados, el reto es que por lo menos la rala presencia azteca no merme, que no sea menos.

 

Ya vendrá el 2021 en donde las cosas sean diferentes, que las negras nubes de ahora (incluyendo el hoy inexpugnable sistema de exportación en manos de PROBEIS) haga “boom” y surjan muchas liebres del sombrero, Porque esperar algo de las academias, o lo que aspi se conoce como tales, parece por ahora sueño guajiro.

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