LOS PERSEGUIDOS AHORA PERSIGUEN

Laureano

RINCÓN BEISBOLERO

Por: José Carlos Campos

 

10 de Agosto de 2020– Antes de iniciar la actual temporada de las Grandes Ligas, como suposición, se daba por sentado que a lo largo del rol se darían algún tipo de represalias en contra de los Astros de Houston luego de que haberse comprobado que el club texano acudió a la trampa para robar las señales de los contrarios.

 

Pero se vino la pandemia, surgieron otros tópicos y aparentemente, el tema Astros había desaparecido de la agenda, primero por los desencuentros entre dueños de clubes y el sindicato de peloteros, luego por la elaboración de los protocolos de salud con los cuales debía jugarse.. si se jugaba.

 

Habrá que recordar que apenas después de las sanciones “light” impuestas por el comisionado Rob Manfred a los Astros (quitarles a su manager y al gerente general como “top”), llegó la admonición que en ese entonces no se alcanzó a entender como extensión de un manto de impunidad: nada de recetar pelotazos a pelotero alguno de los Astros, so pena de ser castigados.

 

Eso y la prohibición de que hubiera broncas, mucho derivado de la receta antipelotazos.

 

Al parecer, y hasta ahora, solamente al relevista de los Dodgers Joe Kelly se le escapó de la mente la admonición del comisionado y se llevó por ello ocho juegos de castigo. Lo que tal vez nadie vio venir fue que sucedería si es que los Astros fueran el equipo acusado de recetar bolazos.

 

Sucedió el pasado fin de semana, el pitcheo del cuadro texano asestó hasta cinco veces pelotazos a los bateadores de los Atléticos de Oakland y pasó lo que tuvo que pasar, según los códigos antes de la pandemia: vaciado de bancas al calce.

 

MOTIVOS- Todo fue que el domingo, el pitcher mexicano Humberto Castellanos enviara a home un slider que nunca quebró y que impactara pleno en la humanidad del bateador Ramón Laureano, segunda vez en el juego que fuera impactado. El outfielder de los A´s, camino a la primera base, reclamó tal vez el tipo de lanzamiento usado para recetar el bolazo, acusando así cierta intencionalidad.

 

Lo que vino después fue una batahola armada luego de que el coah de bateo de los Astros, Alex Cintrón, algo le dijera a Laureano, quien se descolgó desde la primera hacia el dogout visitante y ahí fue donde se vaciaron las bancas (y los bullpens). En la “vieja normalidad” una escena costumbrista pero en los tiempos “post trampas”, escena que mueve a la sospecha, a la duda, a revivir lo real del tema del pelotazo intencional.

 

Ahora, a esperar la decisión de las Grandes Ligas, de la oficina del comisionado, porque si el rasero fue asestar ocho juego a a Kelly, a Castellanos lo mínimo sería esa cifra mientras que Cintrón y a Laureano no podrán salir ilesos. Aquí el tema para mucho es que no puede haber manto protector para los Astros. Dejarlos a salvo de castigos revelaría la sospecha de ese aroma a impunidad que al parecer, se ha venido cocinando.

 

LO VISTO- Hablando de los Atléticos, el equipo del “moneyball” va de líder en la división Oeste de la Americana con un record de 12-4 que mucho habla de lo bien que se han visto. Por cierto, le sacaba cinco juegos y medio de diferencia a los Astros.

 

En este nivel de aparente sorpresa están los Marlins de Miami, los Cachorros de Chicago y unos Rockies de Colorado que están pegado a los Dodgers de Los Ángeles en la oeste de la Nacional.

 

En otras circunstancias se diría que es muy temprano en la campaña pero este año tendremos que decir que ya caminado poco más del 25 por ciento del rol de juegos así que tal vez sea momento de pensar que lo atípico de la temporada se puede mostrar fehacientemente en los standings, así se diga que “raro”.

 

2020 o la rebelión de los de abajo.

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