LOS DODGERS, ¿A PESAR DE ROBERTS?

Roberts

RINCÓN BEISBOLERO

Por: José Carlos Campos

 

26 de Octubre de 2220— Apegados al odiado “hubiera”, ayer por la noche los Dodgers de Los Ángeles hubieran estado celebrando el campeonato del 2020, algo que no pudo ser luego de que el sábado perdieran de manera increíble (por no decir absurda) el cuarto juego ante los Rays de Tampa, que ninguna culpa tuvieron de los desaguisados de la defensiva angelina.

 

Ha sido una serie mundial de pocos matices, con rasgos leves de emoción genuinamente beisbolera, de escasas actuaciones individuales de relieve, varias jugadas polémicas que las revisiones televisivas “matan” y eso sí, una serie atascada en el mar de la soberbiometría. De las decisiones que se fundamentan en eso que pomposamente dan en llamar “estadísticas de última generación”.

 

Es en ese plano que destaca el manager de los Dodgers, Dave Roberts, anclado en un plan armado presuntamente desde oficina, en laptos y el dictado de un libro que bien pudo haber redactado Bill James, el gurú de la secta.

 

Su manejo del equipo parece de un automáta, carente de emoción genuinamente humana y más bien de una máquina ordenada por inteligencia artificial. De esto último puede dar fe el manejo de su pitcheo y de eso se da cuenta en lo siguiente.

 

Previo al juego, un periodista citó que Clayton Kershaw estaba destinado, según el plan de Roberts, era que trabajara 21 bateadores, no más, no menos. Y así fue tal cual; cinco entradas dos tercios de 21 hombres al plato, sacando de la loma al zurdo aún y que había ponchado a sus dos últimos enemigos. El plan no sabe de contingencias. Los números mandan, ordenan.

 

Lo anterior deja mucho para pensarla.

 

TENDENCIAS.- Con los Dodgers adelante tres juegos a dos, cerca de coronarse, quedaría en la percepción tal vez de que los Dodgers serían campeones a pesar de su manager siendo que la realidad sea que ese estilo, esa forma de dirigir apegado a números antes que al “feeling” es ya la tendencia hacia el futuro, Esto es, el surgimiento de una forma de dirigir equipos como se dirige a un negocio que renta computadoras.

 

A la par, que se haga común ver a peloteros que antes de cada bateador, saque de sus bolsillos el “acordeón” en el que se indica (bajo la instrucción computacional) de donde colocarse, hacia donde puede ir la pelota y al receptor checando en su ipad de muñeca qué pitcheo solicitar al lanzador.

 

Esto es, estamos viendo una serie que indica los tiempos que vivimos, el beisbol  automatizado que algunos anunciaron y que se adereza con la combinación jonrón-ponche que se agrega para vestir de espectáculo al juego.

 

Y en el caso de los managers, apegado al libro, sin salirse de él. Y se ve que incluso, hasta campeonatos puede representar.

 

NACIONALISMO- Tal vez lo anterior sea una manera de hacer entendible, que no justificable, la reacción de varios aficionados mexicanos luego de que en el juego del sábado, Roberts acudiera al montículo para remover del juego al paisano Julio Urías, tras cuatro entradas dos tercios en las cuales su labor pasaba por “buena”.

 

En la óptica de los quejosos, decisión acelerada, sin razón aparente, carente de buen juicio, dejando de lado los calificativos que se llevó el timonel angelino. Aquí viene lo dicho anteriormente; Roberts no tomó la decisión por cuestiones de “feeling” estrictamente personales, por razones de juego sino que aparentemente, el “libro” dictó que era el momento de traer un relevo para el bateador que seguía en turno. A ese beisbol nos referimos, no a chovinismos nacionalistas que muy poco tienen que ver con el deporte.

 

Desde la óptica de los puristas, la reacción de Urías reveló el descontento del pelotero al verse despojado de la alternativa de un posible triunfo., que finalmente no logró su equipo.

 

Lo de Urías abona a la polémica de si ya es hora que nos vayamos acostumbrando a decisiones de este calibre, más si vemos que al día siguiente casi lo mismo hizo con Kershaw, que tiene aromas a seguro hall of famer.

 

Así las cosas.

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