ENTONCES, ¿SE CORONÓ LA SABERMETRÍA?

CASH5

RINCÓN BEISBOLERO

Por: José Carlos Campos

 

28 de Octubre de 2020- Concluyó la serie mundial de 2020, se fue el clásico de otoño correspondiente a una temporada atípica, rara, que se llevó a cabo bajo la amenaza siempre presente de la pandemia, de contrastes escondidos, de relevancias a medias y de un epílogo que deja mucho para el análisis. Los Dodgers de Los Ángeles resultaron campeones.

 

No cuajó la presunta “chica” que representaron los Rays de Tampa Bay, un equipo modesto que llegó a la final con mucho mérito pero que se quedaron en la orilla, cerca, pero en la orilla.

 

Júbilo en México, natural, al ver que el triunfo de Víctor González en el sexto juego con salvamento de Julio Urías, un tono muy mexicano en un sexto juego que queda señalado por una decisión del manager de los Rays, Kevin Cash, anclada y justificada en el “proceso”, en un plan de juego que deriva de una visión soberbiométrica más que en el “feeling”, en el “toque” que se hubiera esperado del estratega. Decisión acorde a los nuevos tiempos, pues.

 

Reiteramos que para nosotros, fue una serie sin muchas aristas, llena de incidencias afuera de terreno como sería, como buen ejemplo, el hecho de que el tercera base de los angelinos, Justin Turner, fuera sacado del juego final en las entradas finales al ser notificado de haber dado positivo en la prueba de Covid19. Sin embargo, salió a celebrar el campeonato, cual si esto diera inmunidad inmediata.

 

¿Qué abuchearon al comisionado Rob Manfred al salir al terreno de juego a entregar los trofeos? Puede y ahí haya mucha significación, algo que es ya no tan de “entre líneas”.

 

MOMENTO- Tampa Bay ganando 1 por 0 cerrando la sexta entrada, con Blake Snell lanzando juego de un solo hit, dominaado a placer a los Dodgers, recetando hasta nueve ponches y si llegar siquiera 80 lanzamientos en lo que sería su último juego de la temporada. Ese es el contexto.

 

Ya con un out  fuera, elevado de AJ Pollock al central, el catcher Austin Barnes conecta sencillo al central, apenas el segundo imparable de los Dodgers en el juego y razón que Cash consideró la pertinente, o la que el “librito” sabemérmetrico dictaba, para remover a su abridor del juego. Se fue Snell de la loma, apareció el relevo de los Rays y de pronto se esfumó la ventaja.

 

Esto es el punto de inflexión que abre el debate, el pie de inicio para cuestionar el apego de la estrategia a la mentalidad numérica: “las cifras nos dicen”, “las estadísticas indican” y así el rosario de argumentos. Hoy los soberbiométricos buscan puntos de defensa, matizan, evaden. La defensa de la secta es ante todo poner a buen resguardo la filosofía y a su creador Bill James.

 

Muy poco ayuda a justificar a Cash, defender el olvido a lo básico, el desdeño al arte de dirigir, a lo tradicional. No es raro que hoy, embozados, los que apoyan la soberbiometría digan que ganando los Dodgers ganaron ellos al probar la teoría, tal vez dejando de lado que esa noche de martes, tal vez, haya sido el inicio del entierro del beisbol “viejo” en aras de hacer nacer el beisbol “de nueva generación”.

 

Entonces, que preparen las boletas para la entronización de James, por haber “cambiado” el juego.

 

RECONOCIMIENTO- Entre el ditirambo por lo hecho pos González y Urías, quedó en el olvido el gran animador de unaserie mundial que en algo quedó a deber. Nos referimos al cubano Randy Arozarena. el pelotero de la serie, quien hizo soñar a Tampa y conquistó afectos pro su manera de batear.

 

Será complicado que alguien en el corto plazo quiebre las marcas de Arozarena, quien tenga los arrestos para batir sus 10 jonrones en postemporada, sus 25 hits. El pelotero sensación que al igual que González y Urías, debe en mucho lo logrado al desarrollo de que fue beneficiario en Estados Unidos, no es en México.

 

Realidad que apenas el orgullo, y la soberbia, no dejan ver. Porque en todo caso, mejor hablemos de las ligas infantiles, ¿no?

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