LAS LIGAS NEGRAS NO FUERON UNA UTOPÍA

NEGRAS

RINCÓN BEISBOLERO

Por: José Carlos Campos

 

18 de Diciembre de 2020- En los inicios del siglo XX y derivado de una cruda y cruel realidad social, se vio nacer y desarrollar en Estados Unidos un proyecto que al paso de mucho tiempo se hizo una especia de sucursal de una utopía: las Ligas Negras de beisbol. La existencia de dichos circuitos se hicieron parte de muchas leyendas, de incontables historias, de referencias históricas de las cuales muchas se han perdido al pasar de los años.

 

Esta semana, al calor (y pretexto) de la celebración del centenario de las Ligas Negras, el comisionado Rob Manfred anunció que las Grandes Ligas oficializaban el reconocimiento a las Ligas Negras como Ligas Mayores, algo que suena muy bien, especialmente para aquellos de piel delgada que con esto ven una esoecie de reivindicación para los jugadores afroamericanos.

 

En México, hay quienes aún recibieron la noticia con un dejo de cercano júbilo luego de que existe una cercano afecto con las Ligas Negras, habida cuenta que la Época de Oro en Liga Mexicana (la era de Jorge Pasqiel) se pudo redactar precisamente gracias al aporte de los jugadores negros, a los grandes discriminados de esos años 30 y 40.

 

De hecho, no se entiende de buen a bien el impacto del reconocimiento que se sacó de la bolsa Manfred, a no ser que se piense en l parte estadística en donde desafortunadamente, hay muchos huecos que se tendrán que llenar. Un buen ejemplo lo sería empezar por reconocer que no existen cifras oficiales de dichas ligas, que mucho se basa en el “se dice” que tal vez quieran dar por oficial o en la ardua tarea de explorar y hurgar en las hemerotecas para descubrir box scores en los periódicos de la época.

 

Dicho con ejemplos prácticos: ¿quién será el valiente que puede comprobar que alguna vez Josh Gibson conectó cerca de 80 jonrones en una temporada (que eran de 66 juegos) y que de por vida, como corre la leyenda, de por vida atizó “entre 800 a mil”? ¿Borrarán las marcas vigentes de Barry Bonds en aras de “la corrección política”’

 

LANZAMIENTO- Lejos de meternos en honduras con temas colaterales como sería el pensar si MLB aceptaría pagarles la pensión a que eventualmente tienen derechos los peloteros que integraron las Ligas Negras, sus deudos en todo caso, podríamos hablar de si es que luego de que se revisen las estadísticas, si es que las encuentran, se tuviera como hallazgo de que más de un pelotero obtuvo logros dignos, por ejemplo, del Salón de la Fama.

 

En el Salón tienen su nicho 34 peloteros que participaron en las Ligas Negras, 35 si contamos al genial Martin Dihigo, cuyas hazañas y proezas necesitaron en su momento vencer al recurrente prejuicio racial, Ahora el expediente parece más sencillo si es que se logran encontrar las estadísticas y se valoran tomando en cuenta circunstancias como las campañas cortas o el hecho de que mucho de lo logrado fue en juegos “no oficiales”.

 

Queda claro que las ligas Negras no fueron una utopía, que no pertenecen a un pasado borroso y borrado, que fueron una realidad que ahora merecen ser sujetas a la revisión rigurosa, lejos de prejuicios y de cortesías por eso que parece graciosa concesión a la generación “mazapán”. La corrección política en su máxima expresión.

 

SENTIMIENTO- Qué bueno que en México se reciba con alegría la noticia y que haya aún quien cite por enterado, de que en nuestro país se vio en acción a varios estelares del beisbol de origen afroamericano.

 

Que se cite a los Campanella, Gilson, Well, Wright y mucho etcéteras más que dieron lustre a esa irrepetible Época de Oro que se gestó gracias a Jorge Pasquel y su chequera.

 

¿No sería bueno, adecuado, que las Grandes Ligas olvidaran resabios y de una vez decidieran ingresar a Jorge Pasquel a Cooperstown? Como para bailar “la Bamba” y otra cosita.

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