JUAN MANUEL LEY, EL TOMATERO NÚMERO UNO

JML2

RINCÓN BEISBOLERO

Por: José Carlos Campos

 

22 de Enero de 2021- Se cumplieron ayer cinco años del fallecimiento de don Juan Manuel Ley López, personaje grande del empresariado nacional e indudablemente, directivo que en mucho fue factor para cambiarle el rostro a la industria del beisbol en México. Fue, y tal vez sea lo más recordado, el pilar clave en el que se ancla la trayectoria de los Tomateros de Culiacán como emblema de la ciudad, el Tomateros número Uno, insustituible.

 

Coincidió la fecha con el inicio de la serie final de este año en la que participarán sus Tomateros, esos que hoy algunos tratan de borrarlo de su historia (ninguna mención en la página del cub, ningún referente histórico a que fué él, JML, quien de su manos el club trazó la historia brillante que lo caracteriza. Eso sí, colgarse la medalla al pecho es la revelación m,ás nefasta dela mezquindad.

 

Estos Tomateros que nuevamente van de la mano de Benjamín Gil, el expelotero de quien dijo alguna vez “alguna vez va a ser nuestro manager”, al que cobijó el magnate como solamente llegó a hacer con otros guindasde leyenda, como Paquín Estrada o Nelson  Barrera.

 

Y curiosamente, la final será contra unos Naranjeros de quienes decía, “perder contra quien sea, menos contra Hermosillo”,  elemento que ayuda en mucho a entender la gran rivalidad que se conserva entre las dos franquicias, acrecentada cuando en julio de 1996, en Los Mochis, se dio aquella decisión de qué ciuda sería sede de la Serie del Caribe de 1997, resultando Hermosillo la beneficiaria luego de que el Ing. Enrique Mazón le ganó un “volado” a Juan Manuel Ley.

 

Nunca, que sepamos, una moneda había recibido una mentada de madre como la que se llevó aquella vez, proferida por JML en el camino de regreso a la capital sinaloense. Pasión e intensidad a tope.

 

RECUERDO- Sentado en un palco en el estadio “Héctor Espino” durante la final Naranjeros-Tomateros, en Enero de 1995, justo al lado de la caseta de los Tomateros, don Juan Manuel reaccionó sobresaltado tras presenciar un error de Gil en el shortstoo. “Búscate al massage, pregúntale si trae pastillas contra los nervios”.

 

Nos dirigimos al dogout y en túnel nos encontramos a Martín Hernández, el masajista, a quien preguntamos por alguna pastilla de esa naturaleza.

  • “¿Para quién la quieres?
  • “La pidió, don Juan Manuel”

 

En eso se escuchó detrás de nosotros un “¡nooo!, para que se la den a Benjamín, ha de estar nervioso el cabrón”.

 

Días después, tras terminar el sexro juego en el que coronaban los Naranjeros, ahí mismo en Hermosillo, don Juan Manuel bajó al dogout, con el rostro serio, afectado por el resulado, para despedirse de todos los jugadores. “Ya habrá revancha, gracias a todos” les dijo a los peloteros.

 

Y dejó al último al refuerzo guinda en esa postemporada, Vinicio Castilla, quien accedió a integrarse a los Tomateros jugando la segunda base. “Fue un orgullo tenerte, Vinicio. Muchas gracias”.

 

Un apretón de manos selló el agradecimiento.

 

Luego, caminando entre la gente que iba saliendo del estadio, entusiasmada, feliz, el directivo observada callado el alboroto. Subió a su vehículo, sin decir nada, silencio que rompió para decir, “habrá revancha, esto da, muchas vueltas, ya verás que pronto seremos campeones… ¡y aquí mismo!”.

 

En 1997, los Tomateros llegaron como campeones a la Serie del Caribe celebrada en Hermosillo.

 

Y en 2001, Culiacán fue la sede de la mejor serie del caribe de la historia.

 

Eso, no hay mezquindad que lo pueda borrar.

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