RINCÓN BEISBOLERO
Por: José Carlos Campos
AVATARES- Bajo expectativas que resultaron lejanas para muchos y ante el recelo de otros tantos, se está llevando a cabo una nueva edición de la Serie del Caribe, que por lo menos en México, recibe más “reproches” que otros eventos deportivos a desarrollarse como el Super Bowl de futbol americano o el abierto de Australia de tenis. ¿Suena exagerada la comparación?
A querer o no, las cosas avanzan, se sigue de carca, sea morbo o legítimo interés, cerciorando como ha sido hasta ahora una buena competencia, un torneo que ha agradado con todo y que por las condiciones, queda algo lejos de la pasión con las que se han vivido las ediciones anteriores realizadas en nuestro país.
Ha sido grato, por ejemplo, que la pandemia haya propiciado que se presente un equipo como el de Dominicana, representado por gran parte del roster original del equipo campeón Águilas Cibaeñas, que en su elenco integraron a no pocos jugadores con etiqueta de Grandes Ligas; que con Puerto Rico aparezca Yadier Molina o las buenas hechuras del cuadro de Panamá. Detalles, notables, del evento.
Esto rebasa las sempiternas “pegas” que surgen como las críticas a los cronistas de televisión, las decisiones de los umpires, el que se hable de los contendientes por el nombre del país que representan y en particular este año atípico, por el número de asistentes al estadio “Teodoro Mariscal”. Bueno, nunca hay dicha completa.
ACCIONES- Hasta antes del juego de hoy, último del rol regular”, la actuación de México, representado por los Tomateros de Culiacán, venía siendo de contrastes, teniendo saldo de una victoria a cambio de dos derrotas. El triunfo ante el débil Colombia y derrotas ante Dominicana y Puerto Rico.
Un cuadro que poco tiene de débil ante lo interno pero que se ha medido ante rivales que se han visto superiores. No le vemos caso el que se cuestione la integración si es que esto poco o nada cambiaría el que los rivales se vieran disminuidos. Se eligieron refuerzos que previamente los cuerpos técnicos eligieron, esto es, que los managers tanto de Tomateros y Naranjeros pusieron en la lista antes de que concluyera la serie final de la LMP. Ya sabemos entonces a quién dirigir los eventuales reproches.
Se advierte también que hoy en día, los rivales, antes sobradamente victimarios, ahora encaran a los equipos mexicanos de manera diferente, empezando por la elección de sus pitchers abridores o la integración de sus órdenes al bat, Los resultados más inmediatos, que han favorecido a México, han forzado este cambio de estrategia.
Lo anterior representa de alguna manera, que para efectos de la competencia en esta serie, el nivel de competencia del beisbol invernal mexicano es reconocido por las otras ligas. Al menos en eso, ya hay ganancia.
ANUNCIO- Aprovecharon los Diablos Rojos del México para realizar una conferencia de prensa para entre otras cosas, dar a conocer que en lugar de Sergio Omar Gastelum, será Miguel Ojeda quien el puesto de manager. Esto como lo más relevante y como dejar quietos al sector “duro” de los aficionados, entregándoles algo con lo cual calmar sus inquietudes ante los recientes movimientos que ha hecho el club por, dicen, por cuestiones económicas, esencialmente.
Así fue como, dijeron en la conferencia, la decisión de no jalar por SA Gastelum se debió a que decidieron no erogar en gastos en él al venir desde fuera, tener que pagarle renta, viáticos y derivados. Mejor un “local” como Ojeda, que come en casa y vive en la ciudad.
Los Diablos trazaron así la ruta que otros clubes podrán seguir para afrontar el proyecto de campaña del 2021. Todo lo podrán argumentar con lo financiero y decir que “si lo hace un club pudiente como los Diablos, ¿por qué nosotros no?”.
Eso en las formas porque de fondo, la cosa resulta algo más pesado.