ANABE, LA DEUDA HISTÓRICA DE LA LMB

anabe portada

RINCÓN BEISBOLERO

Por: José Carlos Campos

 

30 de Junio de 2021– Apegado a todo derecho, con toda lógica y razonamiento histórico, mañana corresponde celebrar la conmemoración de que hace 41 años estallara la huelga de peloteros de 1980 en la liga Mexicana de Beisbol, el evento más significativo y trascendente en la historia de este deporte en México.

 

Suceso relevante que sin ningún racional de peso, ha sido relegado y desdeñado por la LMB, en una intentona animada por la mezquindad de una claque de directivos que halló en Pedro Treto Cisneros al sicario perfecto para tratar de que el tiempo de hiciera cargo del olvido. El linchamiento a la dignidad le apostó al olvido.

 

Fue el 1ro de Julio de 1980 la noche de los cuchillos largos, la noche en que en la ciudad de México un puñado de peloteros, ya asociados a la Asociación Nacional de Beisbolistas Profesionales, ANABE, decidiera parar actividades en un atestado parque del Seguro Social, haciendo nacer así la ira del cacique Alejo Peralta y la reacción furibunda de los empresarios-directivos que en aquel entonces eran. Casi todos, simples marionetas de Peralta.

 

A su lado, el sector de la prensa que en aquel entonces se alquilaba a los clubes, las focas de ocasión que son notables muy pocas excepciones, vieron en la huelga la oportunidad de sacar mayor tajada. Fueron periodistas-pescadores que hallaron ganancia ante el río revuelto. Ahí, los nombres de presuntos “santones” que ofrecieron en charola de plata su presunto prestigio, empinados ante el poder envueltos en la bandera de su supuesto “amor” por el beisbol.

 

Noche del Primero de Julio de 1980 en la que algunos jugadores, llamados estelares en aquel entonces, urdieron la traición, se buscaron llamar “esquiroles” y se ganaron a pulso el repudio de los huelguistas.

 

Es la herida que no ha podido sanar.

 

¿DAÑO?- Mucha agua ha pasado desde entonces, varios protagonistas del movimiento, y su contraparte, pasaron a mejor vida o bien, quedaron lejos de este juego. Algunos incluso, hoy se erigen como figuras de la vida pública nacional sin que nadie les recuerde su vergonzante papel en la trama. ¿O no es así, señor Alejandro Gertz Manero?

 

Asomando poco la cabeza, casi en el anonimato, teniendo vivos los recuerdos casi a flor de piel, el histórico dirigente de la ANABE Ramón “Abulóm” Hernández y varios de quienes dieron vida al movimiento. Ellos confrontando la especie de que cada parte supo vivir con “su” verdad.

 

Fue la huelga de 10980 un movimiento vindicatorio al cual los años ha venido justificando. El pelotero de hoy es beneficiario del movimiento, por lo que se luchó hace 41 años fue paulatinamente aceptado aunque aún persistan situaciones que poco han cambiado desde entonces. Acuerdos de cúpula que se olvidan que estamos en el siglo XXI, cuestión de ver que aún se sostiene la cláusula de reserva, esa por la cual un pelotero es propiedad de un club de por vida, así porque los dueños de clubes quieren.

 

El movimiento de 1980 fue ante todo un golpe del cual el beisbol mexicano no supo, no ha sabido levantarse. Justo en la línea de flotación. Tan fácil que hubiera sido pedir perdón.

 

DEUDA- Para la LMB, la huelga de 1980 es una herida, no una afrenta, que no han sabido curar. En el discurso, supuestos intentos (Javier Salinas dixit) por remendar lo descosido; en los hechos, la faramalla institucionalizada.

 

Hoy, huérfano el circuito de ídolos y figuras, recordar que la huelga de 1980, con la ANABE, se fueron grandes figuras del momento, personajes que hacían de ese beisbol algo recordable, ante estadios llenos, ante aficiones expectantes y entregadas. Peloteros que hoy ni siquiera se citan, que se mencionan en voz baja porque aún hoy, no falta quien castigue que se hable de un tema “prohibido”.

 

Pero no hay olvido, nada se deja en el archivo para después. La huelga existió, fue real, aún hoy se viven sus consecuencias y la ANABE sigue siendo, como desde hace 41 años, ese recordatorio de que la dignidad está en pie de lucha.

 

Honor al recuerdo, honor a los que mantienen en pie la consigna de que la dignidad no se vende. ¡Larga vida a la ANABE!!

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