¡OH! Y AHORA, ¿QUIÉN PODRÁ SOSTENERNOS?

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RINCON BEISBOLERO

Por José Carlos Campos

 

4 de Mayo de 2019- Imaginemos que usted quiere ser socio del club deportivo más prestigioso de su ciudad, el de mucho “caché” y al que acude lo más granado de la sociedad. Los protocolos para aceptar a los nuevos socios son muy exigentes, de mucho rigor pero, ¡hados del destino!, su presidente municipal interviene y al grito de “denle chance” logra que al menos le abran la puerta.

 

Creyendo que tan buena “palanca” basta, usted acude creyendo que todo está listo pero se topa con que le informan que de entrada, usted tiene que pagar 80 mil pesos de cuota de afiliación y diez mil pesos de cuota mensual. Pero en lugar de decir “mejor no le entro”, mejor decide protestar públicamente, mandarle una carta al presidente y municipal y aún más, incluso se dirige al “H” Señor Gobernador. Y es que, se denuncia, “ese es mucho dinero”.

 

Más o menos por ahí va la historia del intento de expansión de la liga Mexicana del Pacifico, misma que pretende ser impuesta desde el gobierno federal en aras de, se infiere, “cumplir un compromiso de campaña”.

 

En Monterrey, se aprontaron los interesados para que la plaza comprometida, Guasave, no llegara sola y al contrario, tuviera al “sayo” que completara el número de equipos pares. Es con los Algodoneros donde se enredó la pita luego de que ya se dieron cuenta que no serían los dineros públicos los que entrarían en juego, ni como aval.

 

El problema no es el costo que la LMP pone a cada franquicia, en Monterrey lo aceptan, sino que el lío viene a la hora de hacer las cuentas de cómo se moverá al club: ¿quién pagará por operar el equipo?

 

NÚMEROS- Queda claro para los interesados correspondientes, tanto para el grupo regiomontano Multimedios como para los personeros del gobierno federal,  que pertenecer a la LMP es ante todo un gran negocio. Las proyecciones de que disponen ambos grupos les hacen saber que a corto plazo, la inversión original no solamente sería recuperada sino adquiriendo mayor valor. Sí, eso que llaman Retorno Sobre Inversión.

 

Pero se regresa al punto de origen, al que tiene por ahora trabada la pretendida expansión: en Guasave no les salen los números porque no encuentran la forma de sostener la operación del equipo. Vamos, no hay liquidez para aguantar el ritmo, como se dijera que no hay quien le entre al toro chequera de por medio.

 

Por eso que se está trabajando por ahora en dos proyectos de roles de juego: uno con diez y otra con  nueve equipos.

 

Estar exclamando como queja “es que la LMP es muy cara” sería recordar que la liga no es entidad pública sino privada y que las reglas del juego no las pone el solicitante sino el solicitado.

 

ALBOROTO- Que si la intención de la LMB al anunciar el homenaje a Fernando Valenzuela era hacer ruido, lo logró. A falta de bonanza 2019 gracias a la Franklin, lo del Toro hizo que el corral estallara en alboroto.

 

Y es que de la nada salieron tirios y troyanos con argumentos sacados de la nada para criticar, acusan, a quienes le pusieron “peros” a la decisión tomada en el sentido de retirar en todos los clubes el número 34 que portó Valenzuela a su paso por Grandes Ligas (no por la LMB, conste).

 

No entienden que nadie desdeña ni desmerece lo logrado por el gran lanzador en su carrera, que nadie niega que se trata del mejor pitcher mexicano que ha actuado en las Ligas Mayores, que no se olvidan los tiempos de la “Fernandomanía” y mucho menos que se ignore que la LMB puede hacer lo que su asamblea de presidentes dicte como decisión. Muy en su derecho como asociación civil.

 

Lo que debe entenderse es que se critica el oportunismo que se denota al haber esperado décadas para este tributo; las agazapadas razones que no se mencionan al llevarlo a cabo y el “pecaminoso” silencio de no haber aplicado tamaño honor a otros personajes que yacen ya en el olvido del muy mezquino béisbol mexicano.

 

Los chochos contra la conveniencia histórica y el protagonismo ramplón aún no salen a la venta. Como para la mucha risa de los que piensan que nada más su versión es la buena.

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