RINCON BEISBOLERO

Por: José Carlos Campos

 

25 de Noviembre de 2022- Se reitera de inicio que para efectos prácticos, más que por tradición, la pelota invernal se divide en tres temporadas dentro de una misma campaña: primera mutad, segunda mitad y la postemporada que se juega en el mes de Enero. Un sistema que implica armar estrategias para buscar los mejores resultados.

 

Así pues, el pasado domingo 20 de Noviembre concluyó la primera vuelta que arrojó resultados algo previsibles y el reciente martes arrancó casi de inmediato la segunda mitad. Quedan puestos los desafíos de urgencia para al menos cuatro equipos mientras que para los restantes seis el reto queda en poder fortalecerse con miras a lo que se asoma para Enero del ´23.

 

El standing nos revela la gráfica de competitividad; la diferencia entre los líderes Naranjeros y los coleros Tomateros fue de siete juegos, la diferencia entre el primero y los empatados en tercer lugar (tres equipos) fue de apenas dos juegos, dándose un triple empate también en la sexta posición. Se puede decir que las cosas estuvieron razonablemente “parejas”.

 

Otro punto que ha caracterizado la actual temporada invernal es el predominio del pitcheo sobre las ofensivas, sin avasallar pero sin permitir las explosiones de pirotecnia que abaratan el espectáculo. Aún y el dominio, solamente se ha dado un juego sin hit ni carrera.

 

Las cosas han servido incluso como para que los soberbiométricos invoquen a sus esperpentos estilo “park factor” para tratar de hallar explicación al respecto o lo que casi es lo mismo, engañar con estadística inventada.

 

DEJOS- repasando lo que fue la primera vuelta resulta imposible no traer a valor presente la temporada de 1982-1983, la recordada como campaña en la que por motivos económicos se decidió jugar con solamente jugadores mexicanos. La ausencia de extranjeros se notó de inmediato: carencia de bateo y exceso de pitcheo.

 

Abundaron las blanqueadas, se ausentaron los jonrones; promedios de efectividad minúsculos pero igualmente los promedios de bateo. La de este año, 2022-23, ha sido en parte una copia de la temporada celebrada hace 40 años.

 

Y si bien h asido una campaña bien medida por cuanto a su competitividad creemos que ha quedado a deber en el rasgo de atractividad, sea por las razones que sean. Sumemos el hecho de que el relevo generacional llegó tarde a muchos clubes, efectos tardíos de la expansión no requerida y casi como derivación, la notable ausencia de peloteros nativos que resulten el “plus” que antaño se hacía presente.

 

Esto aunado al hecho de que el Winter League Agreement ha impuesto la limitación para que aparezcan en escena jugadores importados de alto relieve,

 

En el béisbol mexicano lo de hoy es anunciar a los “ex” como si fueran galanes de telenovela aunque buen les vendría mejor catalogarlos como “galanes otoñales”. Y en su lugar, peloteros de ligas independientes, algunos buenos, pero sin al “rating” suficiente.

 

Por eso es que algunos rosters dan la apariencia de estar “rengos”.

 

MONEO- En las Grandes Ligas, se ha iniciado ya época de que los agentes libres se dejen ver en alegre galope en busca de compradores, almas de chequera amplia que estén dispuestos a ganarse a billetazos su cariño y supuesta lealtad.

 

No fue gratis que por ejemplo, se viera en San Francisco a Aaron Judge, tal vez ofreciendo sus quereres a los Gigantes y al mismo tiempo, tal vez, logrando que los Yankees vean con recelo lo que pueden dejar ir si no aflojan el gasto y piensen en muchos millones de dólares. Se vale, el jugador Más Valioso de la Nacional sabe que vale ahora un dineral.

 

CASTIGOS- La liga venezolana emitió ya su decisión “disciplinaria” por cuanto al gran zipizape registrado en días pasados entre los Tibutones de la Guaira y los Caribes de Anzoátegui. Cosa de que Carlos Castro (Tiburones) conectara su tercer jonrón del juego, le atribuyan  que haya echado una mirada al dogout contrario para que se desataran los demonios.

 

El exligamayorista  Asdrúbal Cabrera perdió la cabeza al tumbar al suelo con tremendo golpe a Castro y ya generalizada la bronca, el pitcher Edubray Ramos fue captado lanzando un peligroso pelotazo al también lanzador Liarvis Brito.

 

Hechos vergonzosos que merecieron una sanción, digamos, “duras” pero que parecen insuficientes.