ABANDONO Y DESPROTECCIÓN DEL PELOTERO MEXICANO

ANGUAMEA

 

RINCON BEISBOLERO

Por: José Carlos Campos

 

25 de Mayo de 2023- Allá por los años Setenta, un joven estudiante de derecho de la Universidad Autónoma de Sinaloa presentó para su titulación una tesis que tuvo como tema la presunta formación de una agrupación gremial para el beisbolista mexicano. Su autor lo fue Celso Macías Castro, quien fuera uno de los mejores peloteros amateurs sinaloenses de su época.

 

La tesis no llegó a trascender luego de que la temática, en aquella época, fue vista como algo más propio del mundo de la entelequia, a manera de un “lejano futuro” y que poco arrastre pudo tener entre aquellos a los que pudo interesar.

 

Consignaba la tesis de Macías de cómo en 1962 se había creado lo que se denominó la Mutualidad de Peloteros Profesionales Mexicanos, formada el 25 de enero de ese año en Minatitlán, Veracruz, a instancias de jugadores en activo como Jesús “Cochihuila” Valenzuela, Roberto “Beto” Ávila, Eduardo “El Pecas” Serrano, José Luis “Chito” García y José “Zacatillo” Guerrero además de alentada y apoyada por Alejandro Aguilar Reyes “Fray Nano” y por la entonces notable e influyente revista especializada “Súper Hit”.

 

El esfuerzo nació casi muerto relataba debido en mucho, dijo, a la ignorancia sobre los aspectos jurídicos que entrañaba el movimiento en ciernes y en forma particular, por el peso específico que ostentaba en esos años el sector empresarial.

 

Eran épocas en que en el desorganizado béisbol mexicano el pelotero nativo estaba desprotegido y abandonado a su suerte.

 

ANABE- Llegó entonces el 1980 en el que la olla de presión estalló, en el que se rebelaron los peloteros y se logró fundar la Asociación Nacional de Beisbolista (ANABE), movimiento histórico que de muchas maneras vino a cambiar el devenir de la pelota nacional. La huelga de ese años dejó huellas indelebles en la construcción de un sistema que en algo varió.. pero no lo suficiente.

 

Los modos y maneras del proceder de los directivos se hicieron más “decentes” aún y cuando los planes de negocio se estilizaron para de otra manera, aprovecharse del recurso humano.

 

Los directivos de aquel entonces, diciéndose “agraviados” por la huelga, fueron lo suficientemente hábiles para hacerse ver como más “sensibles” con los temas laborales pero no lo suficiente para promover cambios de fondo.

 

Hubo mejoras, sí, pero más bien fueron “truco de maquillaje”.

 

CASO- Se acaba de dar a conocer el caso de Fabían Anguamea, lanzador que este año no pudo ver acción debido a que fue “restringido” por la LMB a causa de que “no firmó a tiempo” su contrato con los Tigres de Quintana Roo. El pelotero informa que sí firmó pero no le aceptaron la firma luego de que agregó por su cuenta un “adendum” que ni el club ni la liga aceptaron “por protocolo”.

 

Esto es, Anguamea estableció en una de las hojas del contrato que firmaba bajo la cláusula 7.04 expuesta en el documento de que en el caso de tratarse de pelotero lesionado se le pagaría apenas el 50 por ciento de su salario.

 

Era apenas una especie de condicionante al club para proceder a la firma pero la directiva del Tigres no la aceptó y por ende, la liga tampoco. El pelotero quedó sin chamba este año.

 

NECESIDAD- El caso de Anguamea, así sea considerado de “bajo perfil” se nutre con la versión de que los Tigres aducen que la lesión se originó en invierno y así, trasladan la responsiva al club de la LAMP al que pertenece el pelotero, Una situación que ha sido fuente de controversia entre ambos circuitos profesionales desde hace años.

 

Mientras tanto, una especie de “limbo” para el beisbolista quien debe preguntarse en medio de la polémica “¿entonces, quién se hace cargo de mi salud mientras tanto?”

 

Ahí se supondría la aparición de una instancia gremial que abogara en defensa del pelotero, si no quieren llamarle sindicato no lo hagan pero sí abogar y gestionar, vamos, dejen que exista, alguna instancia que asuma la voz y representación del pelotero profesional.

 

Ese que hoy, se advierte, se la navega entre el abandono y la deprotección.

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