¿APLICA EL DERECHO DE ADMISIÓN?

SULTANES LMP

RINCON BEISBOLERO

Por José Carlos Campos

 

21 de Junio de 2019- La Liga Mexicana decidió abrir una larga pausa posterior a su Juego de Estrellas, diez largos días en los cuales, suponemos, hubieran esperado que siguiera la ola mediática motivada por lo que el show de media temporada o bien, para que los equipos recargaran pilas y se replantearan estrategias con miras a lo que será la segunda vuelta.

 

Sobre lo segundo, somos de los que creen que muy poco será lo que veamos diferente a lo que fue la primera mitad. Si acaso, que Leones y Tigres remonten en la zona Sur o que en la Norte los Saraperos de Saltillo “vuelen” a los Tecolotes de los Dos Laredos. Fuera de eso, nada más.

 

No creemos que la pelota vuele menos, que el pitcheo “se asiente” y que el bateo sea menos grosero. Todo eso está fuera de lo previsible.

 

Y de la ola mediática pues la estrategia resultó fallida porque nuevamente, lo que emerge fuera del diamante acaparó titulares y de nueva cuenta, viendo como la LMB no sabe operar en contingencias.

 

El caso de Durango, ya comentado, y el de los Sultanes de Monterrey, que no debería ser caso a tratar, han levantado ámpula y ha sido la liga, primero con su silencio y después con en un infumable boletín, la que atizó el fuego.

 

Más allá de los detalles, otra vez se falla al no atender el fondo y otra vez se descuidan las formas. Si la obligación principal de la administración de la LMB es cuidar los intereses de sus asociados, ¿cómo y porqué es lo menos que se preocupan por atender? Se está viendo cómo el “fuego amigo” carcome y al parecer nadie se aplica para atender lo que debiera ser prioridad. Y es que lo demás, es lo de menos.

 

DECISIÓN- Tras el inexplicable y absurdo silencio que se adoptó tras la asamblea del fin de semana pasado y los trascendidos que se dieron a conocer, los temas que “estalaron” o no han sido atendidos o han sido atajados de muy mala manera.

 

Asuntos que parecían ser de solo sentido común, irrelevante incluso, se les convirtieron en “papas calientes” por la forma tan desprolija en ser tratados, atendidos y ahora difundidos. Y que no se queje Javier Salinas por las críticas que bien se han ganado: en el caso de los Sultanes se han visto nivel amateurs, rayando en la incompetencia.

 

Si la cosa era que la asamblea le estaba pidiendo a la directiva de los Sultanes que sus representantes no fueran los mismos que acuden a las juntas de la Liga Mexicana del Pacífico, decirlo en tiempo y forma hubiera sido más que suficiente se hubiera entendido. No era tema para drama e inmolaciones.

 

Pero primero lo callaron, lo hicieron ver como algo “oscuro” y “secreto” y en el pecado llevaron la penitencia, además de ser zarandeados pro un sector de la prensa de tinta y tintes amarillentos.

 

Para rematar, publicaron un boletín que además de desafortunado, parece que se hizo con las tripas, no pensado. Ninguna necesidad había de incluir eso de “por respeto a la LMP” y lo de “común acuerdo”, salió sobrando y ofreció “blancos” para lanzar dardos.

 

Haber movido de puesto a Gabriel Medina ya cobró efectos, ahora sí parece que el presidente no tiene quien le escriba.

 

POSTURA- El caso de los Generales de Durango y de Sultanes y su representación ante las asambleas nos luce como si la LMB estuviera colgando un cartel en la puerta que dijera “nos reservamos el derecho de admisión”, con la postdata al estilo de “big brother”, “pero las reglas cambian” (léase con voz de Adela Micha).

 

Si a la mayoría de los dueños de clubes no les gustó la decisión de los González y pepe maíz por ingresar a la LMP, díganlo abiertamente y evítense los juegos palaciegos y los absurdos que se están acumulando.

 

Si la bronca con Durango es por los antecedentes de pugnas entre los dueños de los Generales y de Leones extrabeisbol, dígase y se evitan la chunga como la de Bisogno y Bigorra.

 

Lo menos que la Liga merece por ser la empresa que comparten los 15 dueños es aprender a ser buenos socios y a la vez competidores. No pueden convivir y llevar a la empresa a buen destino si el encono y las malas vibras son las que gobiernan. Y peor si al encargado del changarro lo hacen ver como un simple deshollinador.

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