LO INDIGNO, IMÁGENES EN CONTRASTE

ANABE9

RINCON BEISBOLERO

Por José Carlos Campos

 

2 de Julio de 1980- Cada quien lo podrá contar a su manera, en todo su derecho. En la imagen que recordamos, el auto “Gremlin” que conducía Alejandro Soriano que nos llevaba desde Ferrocarril de Cuernavaca hasta lo que era el parque del Seguro Social. En lugar de sintonizar la estación de radio donde pasarían el juego Tigres-Diablos, el conductor decidió insertar el casette del “Made in Japan” de Deep Purple. No era mala elección.

 

Viernes primero de Julio de 1980, tal como hoy, tráfico pesado por ser viernes y que la gente anduviera estrenando la quincena. Alejandro quiso agradecer la ayuda que le dimos a una tarea y nos obsequió boletos para el sí existente “clásico” de la LMB entre los dos equipos capitalinos.

 

A como se pudo, llegamos diez minutos después de lo que se presumía era la hora de inicio del juego, 19:30, y entre la estacionada (más cerca de la Octava delegación de policía, ubicada en Cuauhtémoc y Obrero Mundial). Al por fin llegar a la entrada al estadio, la noticia llegó como balde de agua helada: “no habrá juego, los peloteros no quieren jugar”.

 

Así fija en la memoria, muy en el recuerdo, citamos (apunte personal) el cómo estalló la huelga de peloteros profesionales de 1980, el movimiento social más importante y trascendente en el ámbito deportivo de México y que por lograr esa dimensión forzaría a evocar a sus protagonistas como auténticos héroes (ponga usted el adjetivo que quiera). Ellos lucharon con dignidad, por la dignidad.

 

PRESENTE- Treinta y nueve años después, tres escenas que rodearon la forzada evocación: evento en el Zócalo capitalino señalado por el acarreo masivo, la entrega de tortas de jamón y el Frutsi como en tiempos del ´80 cuando López Portillo (el “Boeing” ya no rifa).

 

En la otra pista, el presidente de la LMB recibiendo las llaves de un flamante autobús de la empresa ADO que presumen, estará moviendo a las selecciones que imponga PROBEIS. Muy diferente ese autobús a aquellos atentados con llantas en los cuales los peloteros del ´80 llegaban a hacer recorridos de hasta 24 horas para llegar a las plazas beisboleras.

 

Y en la tercera imagen, en una zona de Veracruz, varios integrantes de la ANABE tomándose una foto, sin más razón que la del gusto por mantenerse unidos, como hace 39 años, sin saberse perseguidos ni acosados por la soberbia de una estirpe directiva miope, torpe y prepotente.

 

En ese 1980… esa torpe estirpe empezó a cavar la fosa donde hoy retoza el béisbol de verano.

 

LÁSTIMA- Resulta penoso que este relevante hecho histórico del deporte haya sido durante tanto tiempo no solo desdeñado sino, incluso, tratado de condenar al olvido, como si nunca hubiera pasado.

 

El expresidente de la LMB Pedro Nefasto Treto Cisneros y directivos de esa época, sintiéndose absurdamente agraviados, hicieron todo lo posible para sepultar un movimiento que desde su nacimiento quiso aniquilar el Alejo Peralta, quien fungía como el Cacique en turno.

 

Cuatro décadas después, ya no quedan los empresarios de ese entonces, no permanece ninguno de esas “buenas conciencias lastimadas” por los sucesos y tampoco varios de los periodistas que bailaron al son que les hicieron bailar.

 

Increíble por ello que no haya entre la nueva hornada quien con una pizca de sentido común proponga borrar las heridas, pugnar por la reconciliación o al menos lo obligado: ofrecer disculpas por lo sucedido ante los peloteros que armaron la justa lucha.

 

Más de justicia sería que la actual generación de beisbolistas rindiera tributo público a sus antecesores, a esa cauda de peloteros a quienes les deben que hoy, haya salarios dignos, condiciones de transporte y hospedaje más decentes y un trato que muy lejo0s están de violar los derechos humanos… como en aquel 1980.

 

Si mucha inclusión presume hoy la LMB (el día en apoyo a la comunidad LGBT es de aplaudirse), ¿por qué entonces desterrar lo que ha sido desde hace 39 años la exclusión-discriminación a los integrante de la ANABE?

 

Y ya como último buen deseo, que la nueva generación de aficionados supiera de bien a bien qué fue y en qué consistió la huelga de 1980, el movimiento que cambió para siempre al béisbol mexicano.

 

En lo que para muchos fue una batalla, que no una guerra, hoy a 39 de distancia se saben los saldos: la LMB perdió “ganando” la nada; la ANABE ganó enteramente la lucha por la dignidad.¡Salve!

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