RINCON BEISBOLERO
Por: José Carlos Campos
5 de Febrero de 2025- Pertenecer a la vieja guardia beisbolera, es decir, situarse en la franja de quienes llevan años siendo aficionado al rey de los deportes, obliga a entender que hemos alcanzado a atestiguar la nueva realidad, la mutación que ha sufrido este juego para hoy poder decir, desde la trinchera tradicionalista, que esto ya es “otro deporte”.
Y nunca mejor aplicado ahora que está en desarrollo la versión 2025 de la Serie del Caribe, torneo que por varios factores debe entenderse y ver desde la óptica moderna, contemporánea, en la que parece no hay cabida para las añoranzas de que empiezan con el “antes” o ser evocado con el estribillo “de en mis épocas”. Al parecer, esas son muletillas que ya están en desuso.
Cierto, el clásico caribeño tuvo épocas muy buenas, espectaculares diríamos, en la que fue muy común ver aparecer a grandes protagonistas que incluso, llegaron a participar a la vez que eran estelares en las Grandes Ligas. Pero, factores externo de por medio, esa tradición se agotó, ya no más y la urgencia fue modificar el espíritu de la competencia, redirigir el espectro central del torneo.
En eso queda la obligación para los “puristas” y para aquellos aún anclados en lo tradicional.
EXPANSIÓN- La invitación para que un equipo japonés participara en Mexicali pudo sonar, digamos, extremo, fue casi como desnaturalizar el sentido del torneo al incluir novenas representantes ajenas a la cuenca del Caribe. ¿Qué demonios tiene qué hacer Japón en la Serie del Caribe?
Ante ojos “puristas”, los resultados obtenidos por la escuadra “Japan Breeze” dio la razón para los que anticipaban un fiasco, quienes se levantan hoy para decir “¿ya ven? Teníamos razón”, argumento del que se valen para a su vez, desacreditar el torneo.
Dejan pasar, por no decir que olvidan, que en los 70´s en los que ingresó México a la Confederación del Caribe se llegó a decir lo mismo de la pelota azteca, mostrando en sus primeras participaciones muy poco empaque para contender contra lo que parecían “potencias” como las de República Dominicana, Puerto Rico y Venezuela. Se decía entonces que México era el “patito feo” por no decir que legaba a ser la “torta” de los rivales.
Pero llegaron los campeonatos de 1976 y 1986 para ir empezando a borrar los motes. Al parecer se había alcanzado la curva de aprendizaje.
REGRESARÁN- Sabiendo y reconociendo el nivel que ha alcanzado el nivel de la pelota japonesa, el valor de mercado que ha alcanzado este deporte en el espectro internacional y lo se entiende por esas lares por “orgullo”, podríamos apostar doble contra sencillo que retornarán (si los invitan) a la serie 2026 con más bríos y un nuevo enfoque. No será, casi lo aseguramos, lo mismo de lo visto este año.
Esto seguramente les arrebatará argumentos para quienes se ensañan hoy y de paso se ensañan con el evento, algunos quienes presumen X” números de series vividas y que disfrutaron a ser “gorreadas” y que sufragaron a expensas de otros. Y es que, tal vez, se les acabó el corrido de las extorsiones hechas bajo prurito de “coberturas exclusivas”, ya no hay quien pague por el turismo disfrazado de periodismo.
VÍSPERA- Mal redactamos la presente entrega restando horas para queden inicio los juegos de semifinales de la serie del Caribe: Dominicana-Venezuela y Puerto Rico-México, duelos en los cuales de habrán de definir a los dos equipos finalistas de la justa.
A nuestro ver, y tras la primera ronda, los favoritos deben ser los Leones del Escogido (Dominicana) y los Charros de Jalisco (México), escuadra que llegó a estas instancias de manera invicta y mostrando, sin duda, jugar la mejor pelota del torneo.
Y cada quien y sus reflexiones pero esta eventual final pondría frente a frente a dos posible managers a futuro en la Gran Carpa, Albert Pujols y Benjamín Gil.
Dicho esto para de alguna manera, darle cierto gusto a los “puristas”.