RINCON BEISBOLERO
Por José Carlos Campos
9 de Agosto de 2019- Ha sido el colega Roberto Espinoza quien reveló hace un par de días lo que debe leerse como una mala noticia: está por cerrarse la academia de prospectos propiedad de los Toros de Tijuana. Ante la nota, hasta ahora el mutis. Ni una palabra por parte del club ni la obligada resonancia que debiera tener en los medios.
Lo último se entiende por el celo (¿envidia?) de algunos medios al ver la exclusiva en patio ajeno, sobre todo si sienten que ellos “debieron” tener la primicia por aquello de que “el chayo nos da potestad”.
El caso aquí es que es algo para lamentarse y que a querer o no afecta al béisbol de nuestro país, no solamente al de verano, el que por ahora parece ser el perro flaco al que se le cargan todas las pulgas.
Nos platica Roberto que “debido a los altos costos de operación, y sumado a que las condiciones económicas en el convenio de transferencias de peloteros mexicanos a organizaciones de Grandes Ligas cambiaron de manera drástica en el último año, la directiva de los Toros de Tijuana decidió cerrar operaciones”.
Y adelanta que Los Toros solo tendrán la Academia de Tijuana para jugadores extranjeros o nacidos en Tijuana, los demás jóvenes peloteros de la república irán a la Academia de El Carmen que ahora la propia LMB llama Centro de Alto Rendimiento, término más propio de PROBEIS y de CONADE que de la propia liga.
Hasta ahí, de manera sucinta, el despliegue de la mala noticia.
EFECTOS- Sin dudar ni un ápice de lo que se comunica, es momento para reiterar que esto sucede inmerso en un lapso que es precisamente para el béisbol profesional de verano, hoy asediado por amenazas externas y gravemente internas.
Podría entenderse e interpretarse como una noticia ligada a un solo club, verla como una nota más dentro de lo mucho sin sustancia que se comunica hoy en día por parte de los pocos clubes que en la LMB realizar la tarea de comunicación (lo mayoritario es la propaganda).
De bote pronto, salta a la vista que los “altos costos” chocan con el escaso retorno de inversión, que se duplica por la obligación de sostener a la academia de El Carmen, en donde las cosas no están mejor. El club fronterizo debe por reglamento apoquinar para su sostenimiento, tanto con lana como con prospectos. Ahí sí que ni esperar algo siquiera igual a lo que se invierte, si no es que se conforman con que de ahí egresaran sus peloteros a futuro.
Tal vez, sí, los Toros pusieron mucho de su apuesta en el negocio exportador, les duró cinco años la ilusión de extender la bondad de la franquicia al tema “negocio-tras-el-negocio” pero al final se toparon con pared. Grandes Ligas le sabe bien a eso de colocar muros: un convenio lleno de corchetes, letras chiquitas y buenas noches socios míos.
RESPUESTAS- Sin embargo, las previsibles respuestas a este (penoso) caso tardarán en surgir porque antes de todo eso, habrá que ver en qué para la tormenta que se avecina en LMB. Ya sonaron los tambores de guerra, es hora de la acción.
Ya los clubes filtraron al sicariato periodístico lo que le querían decir al “adversario” (le aprendieron rápido a YSQ), anunciaron intenciones y se dice que el jueves 15, con asamblea mensual como marco, tendrán como principal tema de agenda la disyuntiva que se han creado: o despiden a Javier Salinas como su presidente o bien, filtran, se irán por la creación de una nueva liga de verano.
La especulación surge, obvio, en el “fuego amigo”. Uno (o dos) clubes asociados a la LMB se ha(n) encargado de que la especie cobre fuerza a través de la insistencia, no importando incluso si quienes alquilan el teclado al mismo tiempo justifican el “sobre” defendiendo la causa de uno de los “rivales”, antes socios.
La LMB está en plan de no hincarse aún bien do que la tormenta está encima. A unos días que termine su rol regular y los dueños de clubes inmersos en tratar de echar fuera a quien +les maneja el changarro y peleando con el vecino. Lo de Tijuana, lo de la academia de Toros, siendo un asunto serio, lo ven como su fuera queja de que alguien no secó la ropa en el tendedero. Así la vida en una vecindad que antes era fraccionamiento.