El Rincón Beisbolero

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CAMPOS

RINCÓN BEISBOLERO

Por: José Carlos Campos

 

12 de Abril de 2023– Lo de hoy, y desde hace rato, son los esfuerzos hechos urgencias porque un juego de béisbol dure lo que la TV casi dicte que dure. En esencia, que los juegos de pelota se rijan por el reloj y se cumplan así los dictados modernos de que este deporte sea también esclavo del reloj.

 

Si bien este afán es abanderado por las Grandes Ligas de manera primordial, es dable reconocer que desde hace años ha habido esfuerzos notables en países como México, particularmente en la liga Mexicana de Beisbol, en donde en aras de cumplir el cometido, en algo que llamaremos la prueba del acierto-error, se llegaron a dar algunos incidentes no menores.

 

Se recuerda así un martes de Abril, en un juego celebrado en Ciudad del Carmen, Campeche, en el cual Francisco Campos fue el protagonista principal de uno de esos incidentes en que pareciendo menores, tuvieron lo suyo para el análisis.

 

Parte alta de la tercera entrada del juego entre Leones de Yucatán y los Piratas locales y el abridor local Campos realizando sus disparos de calentamiento. El unpire de home Eliseo Favela le hace la seña de que le quedan dos envíos más para realizar. La versión uno fue que Campos no hizo dos sino tres pitcheos, sobrepasando lo estipulado y eso le costó ser expulsado.

 

La versión dos fue que el último lanzamiento fue muy cerca de la humanidad de Favela y que eso provocó que lo pusieran fuera del encuentro. Dicha especie fue manejada así por los medios locales.

 

Repasando en la imaginación la escena, ¿qué tan cerca pudo estar Favela del home cuando el envío de Campos? Luce raro que haya estado pegado al plato antes de iniciar la entrada, tanto como para ser alcanzado por un pitcheo de calentamiento y raro que el lanzador se hubiera molestado por el anuncio de los dos envíos restantes.

 

Lo que no fue raro es que la Liga Mexicana haya impuesto como regla la expulsión automática de aquel pitcher que sobrepase el límite de tiros de calentamiento. Con tal de buscar medidas se empezaron a apresurar los juegos se vinieron aplicando medidas que además de poco prácticas resultaron algo parecido a ser ineficaces.

 

MEDIDAS– En el béisbol mexicano (que no es solamente la LMB) es hora de que no se han podido encontrar las medidas justas para lograr acortar la duración de los juegos de pelota. Ha sido una preocupación de particular preocupación especialmente en verano.

 

Esto lo han venido intentando intentado en forma insistente, inventando en su tiempo medidas que incluso le dieron vuelta pasar a las reglas del béisbol entonces conocido. Como tal diríamos que lo fue, por ejemplo, la limitación de la visita de los catchers para platicar con los pitchers. Que si en una entrada se acerca por segunda ocasión, cuenta como si fuera visita del manager.

 

Ahora bien, en este asunto de Campos, gace ya once años, fue obvio que si fue por cuidar lo del tiempo, fue lógico que la expulsión generó una demora por las alegatas que seguramente realizó el expulsado como su manager. Su salida del terreno no fue inmediata y entre que averiguaciones y explicaciones, seguro se perdieron más de 10 minutos.

 

El encuentro tuvo una duración de 3 horas 13 minutos así que ahí surge la explicación del porqué el score de 6-3 no pudo darse en menos de tres horas.

 

PREOCUPACION– En aquel entonces se atribuía a la temprana salida de los pitchers abridores como factor preponderante para que los juegos se alargaran dado que abría paso al desfile de relevistas, fuera por necesidad o por estrategia.

 

En ese misma fecha, por cierto, el juego en Puebla entre Rieleros y Pericos no se fue a extrainnings pero sí ofreció un duelo que terminó 16 por 11 a favor de los locales luego de 15 lanzadores en acción y ¡cuatro! horas con 30 minutos de actividad.

 

En Saltillo se jugaron 10 entradas que se fueron en 3:47 y en Oaxaca 9 entradas en 3:40. A cambio, el Tigres-Delfines en 2:58 y el Acereros-Broncos en un excelente 2:31. ¿Cuál es y dónde estuvo la diferencia?

 

Esa fue la tarea que le quedó pendiente a la LMB. Surgía así, como dilema. P el “chicotear” a los jugadores o el afectar el espectáculo por las prisas. Era cuestión de simplemente aplicar las reglas y no inventar medidas adicionales.

 

Por cierto, a Campos fue castigado con 100 salarios mínimos y no pudo actuar en sus siguientes dos salidas. Eran los primeros saldos a pagar por los apuros de sujetar al béisbol al “reloj tirano”.


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