RINCON BEISBOLERO
Por: José Carlos Campos
7 de Junio de 2023– Desde hace tiempo que nos declaramos poco afectos a los llamados Juegos de Estrellas que se realizan en diferentes ligas de béisbol profesional. Será que tenemos una visión distorsionada de este tipo de eventos o que, ya en onda muy “old fashioned”, seguimos entercados en visualizarlos como juegos de naturaleza competitiva y no de mero entretenimiento.
Sea derecho o chueco la cosa es que se mantienen, adecuados, según dicen, a lo que marcan los tiempos y por ello de la supuesta modernización que hoy parecen distinguirlos. Vamos a dar por ciertos dichos cambios.
Pero lo reiteramos: los juegos de estrellas no nos atraen, no aparecen entre los signos distintivos de este deporte que mucho nos apasiona.
Y estamos en plena época en la que se anuncian ya la celebración de los juegos “estelares” tanto de Grandes Ligas como el de la liga Mexicana de Beisbol, eventos los cuales parecen estar destinados más que nada al refocilamiento de la televisión, a representar un “plus” para el aficionado al reunir a lo mejor del material humano contendiente en una sola plaza y agregaríamos, en el caso mexicano, a alimentar en algo el ego del conspicuo gremio periodístico.
Claro, el discurso casi justificatorio es que el juego sirve para que los peloteros se relajen, se distraigan y se diviertan, dando por sentado que en su día a día, durante la competencia, no lo puedan hacer.
Lo mucho que se dice por no decirlo directo: las ligas necesitan al Juego de Estrellas, el negocio lo necesita.
ANTES– Durante muchos años tras su irrupción, el juego de estrellas en las Grandes Ligas se sostuvo bajo la regla de que los peloteros eran elegidos por la propia liga y clubes. Ser llamado al llamado “clásico de media temporada” era mérito que se reconocía con cláusulas especiales en los contratos del jugador, incluyendo bonos “sustanciales” en caso de que fuera elegidos.
Hoy, el juego llega a pasar desapercibido para no pocos peloteros, algo incluso desdeñable y por eso es que se es frecuente el caso de quienes con antelación anuncian que no asistirán. ¿Para qué arriesgarse a una lesión y buscar un bono de 25 o 50 mil dólares si es que gano 30 millones de dólares al año?
Y más de fondo, el hecho de que la cosa ya es más un concurso de popularidad que de reconocimiento a la calidad del jugador. Incorporaron el voto del aficionado como factor de decisión y no vea usted en que ha terminado la cosa.
Pero lo esencial para nosotros es que por más que se adviertan destellos de calidad entre los participantes es que no hay signos tangibles de competencia, que sea una lucha por el triunfo porque haya algo de por medio. Se gane o se pierda, da lo mismo.
MÉXICO– En LMB ha pesado más la tradición que otra cosa, arrastran la historia con ella evocando su nacimiento y las diferentes modalidades que se han adaptado.
Para el pelotero, se puede pensar, digamos que representa un orgullo ser convocado su bien no representa ningún beneficio de tipo económico. Los jugadores no reciben un solo peso por actuar en este juego.
Años atrás, se le intentaba crear un aroma de boato, se instruía a los medios alquilados para echar incienso al juego y hasta se organizaba un “tour” para los periodistas CTP (casi todo pagado) que armaba la liga y así intentan generar corrientes de opinión favorables.
El juego de Estrellas de la LMB se sigue realizando sin al parecer mayor novedad y mayores atractivos, solamente intentando cumplir con el expediente de proseguir con la tradición y tratar de mantenerla viva.
No sabemos si la liga ha podido repensar si es que este juego es o no es un motivo de atracción para a las nuevas audiencias o si es que estas desprecian la oferta.
Será que la ortodoxia se está oxidando.