RINCON BEISBOLERO
Por: José Carlos Campos
26 de Marzo de 2025- DA mucho sorprendió, ya lo hablamos, que el comisionado de Grandes Ligas Rob Manfred les quitara el veto de por vida que se les había aplicado a Joe “Descalzo” Jackson y a Pete Rose, eso fue hace unas semanas. Sobre el tema surgió la pregunta si se decidiría lo mismo sobre aquellos que se acusa son los grandes personajes de la llamada Era de los Esteroides.
Y tal parece que para celebrar la ocasión, por así decirlo, el relevista venezolano José Alvarado, quien venía siendo el taponero de los de los Filis de Filadelfia, fue suspendido por estar utilizando una sustancia prohibida por MLB, fueron 80 juego pa´fuera, perdió la campaña 2025 y deja a su equipo en problemas.
El argumento socorrido fue que se trató de usar algo para perder peso, lo que se convirtió en perder dólares.
Y de remate, en la liga independiente L(a)MB fue suspendido por 10 juegos el pitcher norteamericano Caleb Baragar, de los Toros de Tijuana, por habérsele encontrado en su guante una sustancia extraña (y “pegajosa”) en un juego en que veía acción ante los Rieleros de Aguascalientes.
Notamos que sea aquí o allá, persiste la tendencia de algunos peloteros por acudir a lo prohibido para intentar lucir mejor, sea a propósito o no, se mantiene la tendencia.
HECHOS– Consta en los hechos que el circuito veraniego mexicano no se caracteriza precisamente por su transparencia ni por actuar de frente al aficionado. No sabemos porqué pero parece ser que hay atavismos que lo sujetan a la opacidad y a la marcada tendencia a intentar desde siempre a meter la basura debajo del tapete.
Y es que desde hace meses, años diríamos, en la LMB se ha dejado de hablar del “doping”, de sus esfuerzos de prevención y de cualquier programa o plan para reducirla al máximo. No hace mucho que llegó a ser una bandera propagandística más, no se les salía de la boda el mencionar que les hacían pruebas a todo mundo, que estaban comprometidos con las nuevas disposiciones que habían implementado las Grandes Ligas y demás verborrea correspondiente.
Claro, eran los años en que seguíaa presumiendo su afiliación al béisbol organizado y estaban más que obligado a seguir la pauta que les marcaban.
Pero vino el divorcio y tal parece que dijeron “al demonio sus reglas”, se inventaron medidas para sacarle la vuelta a las obligaciones éticas y aquello se fue el carajo: el “antidoping” desapareció del discurso y de los compromisos éticos.
MEDIDA– Tal vez que a alguien se le ocurrió aprovechar el raite y sacar tajada proponiendo para ello la medida con fines estrictamente recaudatoria de que si algún pelotero era descubierto, se impondría una multa que el club debía pagar, factura de por medio. En lugar de resultar disuasiva devino en el uso acomodaticio de peloteros y clubes.
Llegada la extranjerización de la liga, el arribo masivo de peloteros foráneos ¿quién en su sano juicio podría no podrá poner en duda de si se están ejecutando efectivamente programa de prevención antidoping? ¿Estará realmente la LMB comprometida con la limpieza y transparencia de su accionar y el de los peloteros?
Hace algunos años, un expelotero hoy, exligamayorista incluso, nos llegó a decir “la excusa perfecta es decir que lo hacemos porque jugamos todos los días, hay que aguantarlo y lo otro es que el dinero nos llama, mejor te ves, mejor te pagan”.
El doping es un platillo muy antojable, suculento para algunos, capaz de acercar a la fama y a los buenos salarios. Pero creemos que en México la idea es “aquí podemos hacer lo que sea. ES una liga donde nadie ve y todos se hacen los sordos”.
En fin.