RINCON BEISBOLERO
Por: José Carlos Campos
¡AH! ESOS BAUTIZOS DE LOS ESTADIOS
23 de Octubre de 2025- Hasta hace años, repasar los nombres de los estadios beisboleros beisboleros en México invitaba a una danza casi eterna por el pasado del país revolucionario, bautizándolos honrando a personajes que nada tuvieron que ver con la irrupción de este deporte en nuestro país. Pero tiempos traen tiempos, el panorama ha cambiado mucho desde entonces y ahora cada club a los estadios como les da su regalada gana… y no al ritmo de lo que dicta la política.
Bajo este contexto, muy en su derecho que las directivas (conforme a lo que dicten su reglamentos de concesión) en bautizar como se les pegue la gana a los estadios de los que tienen los derechos para usufructuarlos, así sea que parece que no tuvieran justificación alguna para ceder tal honor.
Pero hay de casos a casos y citaremos el que motiva esta entrega: no vemos otra razón que pueda haber para que la directiva del club Jaguares de Nayarit le hiciera un agregado al nombre de “Coloso y del Pacifico” al inmueble ubicado en Tepic para rematarlo con Alejo Peralta que no sea que fue el padre del actual presidente del club. En vida, Peralta no hizo nada por el béisbol de Nayarit (tierra de bueno peloteros por cierto) ni por la pelota invernal del Pacífico y muy al contrario, fue uno de sus detractores e incluso, quiso dictar sus ideas/caprichos en cierta época.
Nos extraña que la liga Mexicana del Pacífico aceptara (nos imaginamos de buena gana si es que le pusieron atención) al “bautizo”, que para algunos de la vieja guardia semejó una total falta de respeto al circuito.
PESARES– Nos imaginamos a los directivos beisboleros de los años Ochenta recibiendo la noticia y revolcándose algunos sobre sus tumbas. ¿”Cómo es eso”, dirán, ¿si ni siquiera en sus terrenos de la L(a)MB se les ha ocurrido dar el paso de bautizar un estadio honrando su nombre? Sï, a él, a quien le dieron trato de Rey, que era el Mecenas en turno y en donde su palabra era ley?”
Más aún, no pocos peloteros nayaritas guardan amargos recuerdos de Peralta (¿verdad José Luis Naranjo?) de cuando la huelga de 1980 y sus actitudes déspotas para con los jugadores, de su recordada frase “con animales no dialogo” y de la no menos célebre respuesta que recibió de los peloteros “nosotros tampoco”.
En el recuerdo más vívido en la historia de la LMP la junta citada en 1980 antes del inicio de su temporada en la cual un personero de Peral traía la petición (“exigencia” es la palabra correcta, con intención de ser orden) de que ningún club invernal contratara a alguno de los peloteros huelguistas) ¡y la LMP mandó al demonio a Peralta! Los Algodoneros de Guasave fue el equipo que más anabistas firmó ese año.
Pero en la torcida, maniquea e interesada narrativa hecha oficial Peralta sobrevive en el recuerdo como un prohombre de la pelota que, dicen aún algunos, “salvó al béisbol mexicano del desastre” sin reconocer que sus exigencia caciquiles y patrimonialistas casi echan a perder los esfuerzos que se han hecho en bien del desarrollo de este deporte en suelo nacional.
A nuestro sentir, el estadio de Tepic se denomina “Coloso del Pacífico”, el resto es paja.
ANGELINOS– Inicia este viernes la edición 2025 de la Serie Mundial, el máximo platillo del menú beisbolero anual y que será protagonizada por los Azulejos de Toronto por la liga Americana y los Dodgers de Los Ángeles. Monarcas de la liga Nacional.
A más de que nos la quieran vender como una eventual lucha muy pareja, nadie que quite la idea de que los Dodgers son amplios favoritos en una serie que no debe pasar de cinco juegos. Y es que el pitcheo angelino, por mucho, es superior al de la escuadra canadiense y ya Se sabe que los campeonatos se ganan desde la lomita.
Ponga usted que ofensivamente ambos equipos se dan un “tú-por-tú”, que cuentan en sus line-uso con gente muy importante pero aún en ese departamento los Dodgers se ven mejores. Si acaso, Toronto se luce superior en cuento al pitcheo de relevo… si es que los abridores de Los Ángeles los dejan aparecer.
Pero nadie nos quita la sensación de entusiasmo por admirar lo que se avecina a partir de mañana. ¡Llegó la hora!