El Rincón Beisbolero

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RINCON BEISBOLERO

Por: José Carlos Campos

 

22 de Enero de 2024- Dentro de los pocos o muchos orgullos personales que atesoramos y que nadie nos puede arrebatar, está el hecho de haber estado ligados a los Tomateros de Culiacán durante 22 años y dentro de ello, de haber estado muy cerca de don Juan Manuel Ley López. Fueron más de dos décadas de acceder a la historia de la franquicia y de compartir junto al magnate varios de los mejores momentos de la franquicia.

 

Y aprovechamos justo hoy, que se cumplen ocho años de su fallecimiento, para atraer a la memoria muchos de esos momentos.

 

Para quienes están ligados a un club deportivo profesional, resulta casi imposible desligar lo estrictamente profesional con el localismo que en varios casos se hace fanatismo. Creemos que en algún momento nos vacunamos contra ello. Atravesamos el océano de pasiones en que se convierte estar inserto en el accionar del club y así pudimos capotear el dilema que representa ser “parte de“ y ejercer el periodismo al mismo tiempo.

 

Muchas veces durante esos 22 años nos preguntaron si es que don Juan Manuel nos dictó “línea”, nos censuró o nos marcó directriz sobre lo que escribíamos y la respuesta es “nunca”, jamás don JM nos dijo, sugirió u ordenó escribir nada sobre nadie. Eso, pensamos, habla mejor de él que el que esto escribe.

 

Lo mejor es que así nos permitió acercarnos más al club, a su historia más remota y con el tiempo llegar a ser garantes (perdón por la inmodestia) del acervo de una franquicia, de un club, que aportó mucho a la narrativa del béisbol mexicano.

 

Uno de esos orgullos.

 

HISTORIA– Nadie nos va a contar lo que de viva voz nos tocó vivir, eventos que nos tocó atestiguar muy de cerca. Merced a las muchas conversaciones que tuvimos con “el Jefe”, llegamos a la conclusión de que él fue en vida un torrente y así se lo hicimos saber: un torrente que por donde pasara hacía destrozos pero al mismo tiempo algo hacía florecer.

 

Así pasó con el béisbol, fue el suyo un largo recorrer en el tiempo, desde cuando junto a su padre funda a los Tomateros hasta que él se encargó de llevar al club a la modernidad, hasta hacerlo una empresa del entrenamiento consolidada y reconocida. Le entendió rápido al negocio pero más rápido fue que se hiciera su verdadera pasión.

 

En invierno, su estado de ánimo se movía al calor de los resultados del equipo, todo quedaba atrás en temporada, los negocios los dejaba de lado para estar al pendiente de los guindas. Una derrota era aliciente para estar de malas al día siguiente, un triunfo era indicio de que mañana fuera otro buen día. Su lema fue que tras caer el último out, decía “se acabó la temporada, mañana inicia la siguiente”.

 

Y eso lo llegó a decir en 1996 al aterrizar en Culiacán tras que los Tomateros ganaron la Serie del Caribe celebrada en República Dominicana: “ya ganamos, ya somos campeones, hay que preparar desde ahorita la siguiente campaña”.

 

TRIUNFADOR– En la memoria se conserva a un Juan Manuel Ley al que el imaginario colectivo evoca como un perenne ganador, un empresario exitoso y que se destacó en todos los rubros en que se vio inmerso.

 

Nosotros lo destacamos como “ganador” porque aún en sus tropiezos, que los tuvo y no pocos, siempre dio la buena cara, se supo levantar y hacer de la derrota una oportunidad para nuevamente buscar el triunfo.

 

Nos quedamos con el recuerdo de don Juan Manuel conservando hasta el final los buenos ratos que disfrutó sus amistades beisboleras, con el “Macacho” Horacio Lopéz Días, Arturo León Lerma o su eterno “rival” Enrique Mazón, dueño de los Naranjeros de Hermosillo. Las grandes migas que forjó con Vinicio García, Paquín Estrada, Nelson Barrera o Benjamín Gil, relaciones que iban de un extremo al otro, de la pérdida de paciencia al colmo de ella.

 

Dos décadas que se atesoran por la cercanía y el aprendizaje y ante ello, solamente decir “gracias”. Ya nos veremos algún día de estos, Jefe.


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