RINCON BEISBOLERO
Por: José Carlos Campos
5 de Junio de 2025- Es por bien sabido que el béisbol contemporáneo se basa en la premisa de que es, ante todo, un espectáculo y por lo tanto, se le dar un trato como tal. Quienes rigen este deporte buscan desde hace años darle mayor brillo, mayor lucimiento para que pueda así no solamente competir contra otros deportes sino esencialmente contra otras ofertas de entretenimiento.
Por eso medidas implementadas en Grandes Ligas que favorecen que haya más robos de base, que se dirigen a hacer los juegos más rápidos, que consuman menor cantidad de tiempo y así por el estilo. La cosa es disfrazar estos cambios de puramente de orden deportivo y eso lo hace muy bien el comisionado Rob Manfred.
En otros lados, como México, se han intentado tropicalizar algunas de estas medidas, incluso insertando “innovaciones” que para un amplio sector lucen como sacadas de la chistera de un mago (que los pitchers no puedan revirar más de dos veces al mismo corredor, por ejemplo). La cosa es que entre unas y otras el béisbol atraviesa por una forzada desnaturalización a su origen e historia.
DESCONTROL– En nuestro país no sabemos si en esta serie de medidas aparece el umpireo como factor, que se les haya ajustado a ser más firmes con la zona de strike o algunas otra cosa pero no vemos que el nivel de espectáculo se este elevando de manera notable.
Y es que hace apenas unos días, en juego celebrado en el puerto de Veracruz entre los Diablos Rojos del México y el Águila locales, se implantó un nuevo record para la liga (antes) Mexicana de Beisbol luego de que entre ambos equipos se regalaron nada menos que 26 bases por bolas, una cifra como para poner en cuadro en el salón de la infamia.
Encentro que duró 4 horas 46 minutos durante 9 entradas en el que además del alto carreraje (Diablos ganaron 14 a 8) se vió el desfile de 16 lanzadores, ofensivas que se limitaron a 21 hits y en el que se cometieron cinco errores.
No fue ciertamente la mejor manera de presentar el espectáculo y que solamente sirvió para mostrar que el pitcheo en la LMB no atraviesa por un buen año y eso sí le “pega” al show.
CIFRAS– Hasta el día de hoy, 5 de Junio, las estadísticas del circuito nos hablan de que el pitcheo anda por la calle de la amargura. Los equipos líderes, Tijuana y Monterrey, pueden presumir que son los únicos que se mueven por debajo de las 5 carreras limpias permitidas por cada nueve entradas (4.56 y 4.90, respetivamente). De ahí en fuera, todo pinta pa´l tigre.
En la lista siguen ocho equipos con promedios superiores a 5.00, nueve arriba de las 6.00 y los dos últimos puestos son para Aguascalientes (7.17) y Querétaro con 8.36,
Ni modo de pensar que se trata de una crisis de coaches de pitcheo, ¿no?
RECUERDOS– El caso del juego Diablos-Águila nos hizo recordar un choque celebrado en 1989 en la LMP entre Venados y Yaquis en Ciudad Obregón, en el que el abridor porteño Sebastián Tirado fue mantenido en el montículo a pesar de haber concedido 11 bases por bolas en poco menos de 5 entradas.
Y es que esto se debió a un capricho del nefasto manager Benjamín Reyes, que andaba “cabreado” con Tirado por razones muy personales y lo dejó en la loma muy a propósito, incluso aún cuando el propio Tirado pidió su relevo, era una manera de castigarlo.
Cuentan que incluso, ya de regreso a Mazatlán, el lanzador quiso reclamarle a Reyes su decisión de mantenerlo en el juego y el timonel, aún enojado lo bajó del autobús en población del norte de Sinaloa.
Así se las gastaba Reyes, el casi canonizado.